Javier Parenti
Central se perdió en el Clausura. No encuentra la salida del laberinto que recorre sin rumbo desde hace catorce fechas. Se volvió a dar un durísimo golpe contra la pared. Y cayó tendido. La cuenta sólo llegó a cuatro porque a Argentinos Juniors no le sobra demasiado, solamente por eso. Pero, lo peor es que ni siquiera tuvo respuestas anímicas para intentar ponerse de pie. ¿Causa?, está en otra. ¿Razones?, valederas pero no justificables hasta el punto de comerse semejante goleada. ¿Reconocimiento? Total, sin encontrar los motivos reales, pero sabiendo que la situación es mala y complica. Esto sí es bueno, porque al aceptar el mal momento aún se puede revertir. El tiempo hoy le juega a favor, porque el principal objetivo está puesto en lo que pasará dentro de diez días por la Libertadores. Esa Copa que lo copa y que no se puede sacar de la cabeza para jugar los domingos. Argentinos lo sacó a pasear en Caballito. Con una primera vuelta al trotecito, sabiendo aprovechar muy bien sus momentos, y la segunda al galope. En la primera llegada clara los Bichos picaron a Central. Schiavi rechazó alto y la pelota le cayó en la puerta del área a Diego Bustos, quien la empalmó como venía y la clavó en el ángulo superior izquierdo de un Tombolini sorprendido por la parábola de la pelota tras golpear en Daniel Díaz. Y en la última también. Central se distrajo en el área y el Beto Yaqué no perdonó. Para colmo el juego canalla no aparecía. Ezequiel no asumió el protagonismo, Arriola no se acercó para intentarlo y Pierucci no hizo olvidar a Pizzi. En el medio el Negro Quinteros no pudo con todos porque ni Becerra ni Erroz lo ayudaron y justo en este sector Argentinos se hizo fuerte. La pelota era de Bustos, Pérez Castro y Medina, quienes sí supieron alimentar al ecuatoriano Hurtado y Yaqué y enloquecer a una defensa sin coordinación. Ni la determinación del Patón de atacar y defender con tres en la parte final dio resultado. Con Arias en la cancha -en lugar de Becerra-, Lequi trepando, Erroz llegando y regalando espacios para que Argentinos contraatacara a placer. Sólo el brillante tiro libre de Ezequiel que Sanzotti descolgó del ángulo (a los 15) pudo acercar a Central a la recuperación. Sin embargo, un nuevo error defensivo del Cata Díaz le permitió al local gritar el tercero. Regalo en el área chica y el Tanque Hurtado lo disfrutó al máximo. De la misma forma como gozó con el cuarto tanto, cuando recibió de Pérez Castro y le ganó en la corrida al Negro Quinteros para definir cruzado ante la salida de Tombolini, dándole una clase de definición a Yaqué, quien un par de minutos antes no pudo hacer lo mismo porque el palo se lo impidió. Restaban más de quince minutos pero el partido ya había terminado antes. Argentinos se movía a gusto y Central no reaccionaba. Tanto que el Patón sacó a Ezequiel para preservarlo. Claro, ya estaba todo definido. Y el final volvió a sacudir a Central. Un 0 a 4 increíble que marcó una vez más grandes diferencias entre este Central argentino y el Central internacional. En esta carrera del Clausura este golpe podrá maquillarse y digerirse en diez días. Pero lo que debe servir de enseñanza y ser utilizado para reconocer y corregir errores inconcebibles, es que no podrá repetir si quiere seguir abrazado a la ilusión copera. Ahí sí, la revancha es mucho más difícil.
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