Cuando comenzaba a crecer el murmullo por la dilación del ministro de Economía en tomar medidas concretas en pos de la reactivación, fiel a su estilo, Domingo Cavallo volvió a patear el tablero y desayunó a los argentinos con una modificación a la ley de leyes de la economía argentina: la convertibilidad. La decisión de incorporar al euro al esquema monetario abrió un nuevo debate de ribetes técnicos y políticos que enfrenta a los más encumbrados gurúes de la economía vernácula.
Aunque en los aspectos prácticos la medida no tendrá efectos concretos en la declamada recuperación de la competitividad del país, por cuanto recién se disparará la nueva paridad cuando el euro se ponga uno a uno con el dólar, ello no impidió que se largara una aguda polémica que involucra a inversores, operadores del mercado, economistas y a la clase política.
Cavallo apunta en el mediano plazo a recuperar la política cambiaria como un instrumento de gestión de la economía. En lo inmediato, intenta cerrarle el camino a los impulsores de la dolarización y al mismo tiempo reafirma su imagen de imprescindible al tocar un tema tabú como resolver la sobrevaluación del peso sin generar un caos.
El escueto proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso contiene sólo dos artículos:
1º) El peso será convertible para la venta a una relación de un peso por el promedio simple de un dólar y un euro, según la cotización de estas dos monedas en el mercado londinense.
2º) Esta ley rige a partir del día siguiente a aquel en que un euro cotice a un dólar.
Entre los argumentos, el proyecto destaca que la convertibilidad original permitió una gran estabilidad del peso frente al dólar, pero adolece de una relativa inestabilidad frente al euro. Esto influye fuertemente en los ingresos de aquellos sectores ligados a la economía europea.
Pese a que nadie sabe cuándo podrá operarse este cambio ya que depende puramente de la relación euro-dólar, la polémica desatada recalentó las discusiones.
Por ejemplo, el economista de Fiel, Abel Viglione, disparó que "la sociedad está frente a algo que no entiende". Explicó que Cavallo estableció como paridad de inicio el uno a uno entre el euro y el dólar porque "si miramos la historia del euro y nos remontamos a la evolución que tuvo el ECU (el antecesor del euro), el uno a uno es el punto de equilibrio al que debería tender el euro". Ahora bien, ¿cuándo pasará esto? Para Viglione puede ser "en meses, años o nunca".
Remarcó, además, que "desde la primer hiperinflación de la Argentina en 1975 con (el entonces ministro de Economía) Celestino Rodrigo -conocida como Rodrigazo-, los argentinos adoptaron al dólar como unidad de cuenta y de ahorro y no le interesaron nunca las otras monedas como el marco o el yen y ahora tampoco".
Competitividad
Cuando el euro salió al ruedo hace dos años lo hizo con una cotización de 1,20 dólar y actualmente cotiza a 0,80 de la moneda norteamericana, lo que significa una depreciación del 30% en dos años. Como el peso está atado al dólar, la divisa europea se desvalorizó en igual magnitud con el peso haciendo que los productos argentinos puestos en el Viejo Continente se encarecieran también un 30%, lo cual significa lisa y llanamente perder ese mercado. La deflación de los salarios y algunos costos locales atenuó esa pérdida de competitividad, pero igual la brecha es excesiva.
Si el euro comenzara un camino ascendente y emparda al dólar, se disparará la convertibilidad II con la cual si el euro supera al dólar, Argentina ganará competitividad respecto a Europa, pero a la vez la perderá respecto a EEUU, y viceversa en caso de que el euro vuelva a bajar. En todo caso, el peso flotará en una banda que moderará tanto los efectos positivos como negativos respecto a cada bloque económico mundial.
Sobre ese aspecto se expresaron empresarios y economistas que asistieron esta semana a una reunión preparatoria del Coloquio de Idea realizada en Puerto Madryn. El ex ministro Juan José Llach consideró que "la cuestión cambiaria no es un tema relevante para el desarrollo". En cambio, apunto a "la persistente evasión estructural que ahuyenta las inversiones".
Por su parte, Oscar Vicente, de Pérez Companc, consideró que con los cambios en la ley de convertibilidad "si bien va ha haber una flotación pequeña, nos va a dar una moneda más estable, y además más representativa de los costos internos de los mercados a los que accedemos". Señaló que "hoy se nos aprecian los costos internos por la fortaleza del dólar", y sostuvo que "al amortiguar esto va a haber una menor apreciación y nos va a dar una mejora de competitividad respecto de nuestro socio mayor, Brasil".
Asimismo, Andrés Von Buch, presidente del coloquio dijo que "la introducción del euro apoya y expande la convertibilidad nos da una ventaja a los que quieren exportar Europa".
Los directivos de Daimler-Chrysler afirmaron que "para quienes queremos exportar a Europa, tener como variable la inclusión del euro, nos está beneficiando y nos va a permitir una competitividad mayor".
En tanto, el presidente del holding italiano Camuzzi Gazometri, Fabrizio Garilli, se pronunció "optimista" por las perspectivas que abrirá para las inversiones europeas la incorporación del euro en el esquema de la convertibilidad.
El economista Abel Viglione puso en duda los efectos sobre la competitividad del país: "Cavallo pone la explicación haciendo énfasis en la competitividad, más que en el sistema cambiario, diciendo que habrá tasas más bajas. Pero si después de llegar a uno el euro sigue subiendo a 1,10 o 1,15, perdemos esa competitividad. En realidad lo que nos convendría sería que después de llegar a uno volviera a bajar, algo por demás de improbable que suceda".
Aldo Ferrer, el ex ministro de Economía e integrante de la Cepal, indicó que "los resultados prácticos de esta medida no se pueden saber". Admitió que "no tendrá un efecto inmediato", pero resaltó que "lo positivo es que abre el debate sobre el régimen cambiario". Consideró positivo que "el país apunte a tener una moneda nacional, y Argentina debe tener una política monetaria y salir del inmovilismo".
¿Estabilidad o incertidumbre?
Entre los más fuertes críticos de la decisión de reformular la convertibilidad están los ortodoxos economistas del Cema, profetas de la dolarización. Jorge Avila enfatizó que "no va a existir más el hecho de que hay un tipo de cambio fijo y que puedo comprar una cantidad ilimitada de dólares a un peso y vender cantidades ilimitadas a un peso". Calificó la propuesta de Cavallo como "hipócrita y funesta ya que esto va a meter un ruido cambiario fenomenal porque el dólar va a fluctuar aproximadamente entre 0,80 y 1,20 peso de acuerdo a la experiencia histórica". Agregó que "esto es una gran incertidumbre cambiaria, es riesgo devaluatorio, es más tasas de interés, es menos empleo y menos producción, contrariamente a lo que se pretende".
En cambio, el cepaliano Ferrer desestimó que la nueva convertibilidad pueda significar más emisión porque "la ley de convertibilidad lo prohibe", y aseguró que "sí es ir recuperando un instrumento como la política monetaria".
Sobre la eventual inestabilidad que se podría generar, Ferrer disparó: "Vivimos en un mundo de incertidumbre, y los que creen que el tipo de cambio fijo la elimina no viven en el mundo real".
El tiempo
Cuando el euro salió al ruedo hace dos años lo hizo con una cotización de 1,20 dólar y actualmente cotiza a 0,80 de la moneda norteamericana, lo que significa una depreciación del 30% en dos años. Como el peso está atado al dólar, la divisa europea se desvalorizó en igual magnitud con el peso haciendo que los productos argentinos puestos en el Viejo Continente se encarecieran también un 30%, lo cual significa lisa y llanamente perder ese mercado. La deflación de los salarios y algunos costos locales atenuó esa pérdida de competitividad, pero igual la brecha es excesiva.
Si el euro comenzara un camino ascendente y emparda al dólar, se disparará la convertibilidad II con la cual si el euro supera al dólar, Argentina ganará competitividad respecto a Europa, pero a la vez la perderá respecto a EEUU, y viceversa en caso de que el euro vuelva a bajar. En todo caso, el peso flotará en una banda que moderará tanto los efectos positivos como negativos respecto a cada bloque económico mundial.
Sobre ese aspecto se expresaron empresarios y economistas que asistieron esta semana a una reunión preparatoria del Coloquio de Idea realizada en Puerto Madryn. El ex ministro Juan José Llach consideró que "la cuestión cambiaria no es un tema relevante para el desarrollo". En cambio, apunto a "la persistente evasión estructural que ahuyenta las inversiones".
Por su parte, Oscar Vicente, de Pérez Companc, consideró que con los cambios en la ley de convertibilidad "si bien va ha haber una flotación pequeña, nos va a dar una moneda más estable, y además más representativa de los costos internos de los mercados a los que accedemos". Señaló que "hoy se nos aprecian los costos internos por la fortaleza del dólar", y sostuvo que "al amortiguar esto va a haber una menor apreciación y nos va a dar una mejora de competitividad respecto de nuestro socio mayor, Brasil".
Asimismo, Andrés Von Buch, presidente del coloquio dijo que "la introducción del euro apoya y expande la convertibilidad nos da una ventaja a los que quieren exportar Europa".
Los directivos de Daimler-Chrysler afirmaron que "para quienes queremos exportar a Europa, tener como variable la inclusión del euro, nos está beneficiando y nos va a permitir una competitividad mayor".
En tanto, el presidente del holding italiano Camuzzi Gazometri, Fabrizio Garilli, se pronunció "optimista" por las perspectivas que abrirá para las inversiones europeas la incorporación del euro en el esquema de la convertibilidad.
El economista Abel Viglione puso en duda los efectos sobre la competitividad del país: "Cavallo pone la explicación haciendo énfasis en la competitividad, más que en el sistema cambiario, diciendo que habrá tasas más bajas. Pero si después de llegar a uno el euro sigue subiendo a 1,10 o 1,15, perdemos esa competitividad. En realidad lo que nos convendría sería que después de llegar a uno volviera a bajar, algo por demás de improbable que suceda".
Aldo Ferrer, el ex ministro de Economía e integrante de la Cepal, indicó que "los resultados prácticos de esta medida no se pueden saber". Admitió que "no tendrá un efecto inmediato", pero resaltó que "lo positivo es que abre el debate sobre el régimen cambiario". Consideró positivo que "el país apunte a tener una moneda nacional, y Argentina debe tener una política monetaria y salir del inmovilismo".