Walter Palena
Río Tercero.- "Lo que ocurrió acá fue un atentado". La frase de Omar Gaviglio suena tan contundente como las detonaciones que sacudieron a Río Tercero el 3 de noviembre de 1995, mató a siete personas e hirió a más de trescientos. En el momento de la tragedia Gaviglio era jefe de la Planta de Carga de la Fábrica Militar, el lugar donde se inició el fuego que produciría las explosiones en cadena que durante 8 horas atormentaron a los 44.000 habitantes de esa localidad cordobesa. Gaviglio fue imputado por responsabilidad funcional y resultó finalmente sobreseído de la causa que investiga el juez federal de Río Cuarto Luis Martínez. Los otros nombres que todavía están procesados por "estrago culposo calificado" son: Edberto González de la Vega (ex director de Fabricaciones Militares), Jorge Cornejo Torino (jefe de la Planta Industrial), Marcelo Gatto (encargado de Producción) y los ingenieros Roberto Rubiolo y Juan Pinotti. Todos están en libertad. En una entrevista exclusiva con La Capital, Gaviglio aportó datos que abonan la hipótesis de que la explosión no fue accidental y detalló los movimientos del Operativo Ejército Argentino, tal como se conoció la maniobra ilegal para vender material bélico a Croacia y donde la Fábrica Militar de Río Tercero resultó una pieza clave en el engranaje para pergeñar el delito. -¿La explosión se produjo por fallas en la seguridad? -Lo que ocurrió el 3 de noviembre del 95 fue un atentado. Estoy totalmente convencido. Hay varias razones que avalan esa hipótesis, o más bien, esa certeza. -¿Cuáles son esas razones? -La principal: para borrar las pruebas de la venta ilegal de armas a Croacia. -¿Por qué la Justicia insiste en que fue accidental? -Las tres hipótesis que manejaron desde un primer momento los peritos oficiales para determinar que se trató de un accidente por falla en el sistema de seguridad o negligencia fueron totalmente rebatidas: la chispa de un montacargas, la colilla de cigarrillo y el efecto lupa producido por un vidrio o por una gota de agua. -¿Cómo lograron "tumbar" esas hipótesis? -El efecto lupa fue descartado por improcedente. A la hora en que se inició el fuego en el lugar que estaba bajo mi jurisdicción, la Planta de Carga, había un cono de sombra. Era imposible que el sol produjera tal efecto. -¿Y las otras dos? -Cuando se reproduce el escenario de la tragedia en el predio militar de Serrezuela, en el límite con La Rioja, el peritaje arrojó que el montacargas no pudo originar el fuego. Lo del cigarrillo también quedó descartado. Hasta se llegaron a arrojar varios cigarrillos encendidos cerca de los tambores de trotyl y no pasó nada. Además, hubo un intento de fraguar el peritaje. Quisieron hacer trampa, pero lo descubrimos. -¿Cómo fue eso? -Como el trotyl que estaba en el lugar del incendio provenía de la Fábrica Militar de Azul, nosotros pedimos que se trajera el elemento de ese lugar. Pero cuando llegan los barriles, sacamos una muestra y comprobamos que contenía aluminio, que es un elemento químico que potencia la combustión. Ahí recusamos el peritaje. Después, cuando se hace la prueba en Serrezuela, se comprobó que la única forma en que se podía iniciar el fuego era mediante una estopa embebida en combustible, y para hacerlo explotar se requirió un detonador. Esto refuerza que no se trató de una negligencia sino de un atentado. -¿Quién o quiénes colocaron el dispositivo con el detonador? -Ese es el problema: la explosión borró todas las pruebas. Lo único cierto es que en la fábrica hubo un faltante de 40 mil proyectiles, como lo determinó la pericia contable. -¿Cómo participó el Ejército en la venta de armas? -Cuando se decide vender armamentos a Croacia, Fabricaciones Militares no tenía respuesta tecnológica ni económica para hacerlo, por eso recurre al Ejército para que provea los cañones Citar 105 milímetros, la munición para los obuses Oto Melara y las ametralladoras antiaéreas. En Río Tercero se los revisaba y se los reparaba. Luego se los envaselinaba, para evitar la corrosión cuando los barcos cruzaran el océano, y se los metía en contenedores. Balza falta a la verdad cuando dice que el Ejército no sabía nada, porque los materiales venían a Río Tercero desde distintas unidades de esa fuerza. -¿Conocían en la fábrica el destino de los armamentos que acondicionaban? -Se sabía perfectamente que iban a Croacia. Los trabajadores estábamos inhibidos de decir hacia dónde iban porque podíamos ser denunciados penalmente. Yo lo hice público porque cuando el juez (Jorge) Urso me llamó a declarar le pedí que me retirara esa inhibición. Los directivos nos decían que ese material iba a Croacia, que había decretos presidenciales que lo avalaban y que todo se hacía por derecha. -¿Todo la operación se centralizaba en Río Tercero? -Obviamente. Desde acá se dirigía todo el operativo. El coronel Jorge Cornejo Torino era el que daba las órdenes, con comunicación directa con Fabricaciones Militares y con estrecho contacto con el general Andreoli, que después murió cuando se estrelló el helicóptero en el que viajaba en un campo de Palermo. Ellos eran íntimos amigos. -¿Es cierto que en la fábrica se "maquillaban" los armamentos? -Es verdad y lo digo sin tapujos. Puedo jurar que se tapaban los escudos del Ejército argentino y le ponían una pintura antiinfrarroja.
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