Carlos Colombo
Horacio Usandizaga se juega hoy mucho más que otro período en el Senado nacional: arriesga diez años de liderazgo de la UCR santafesina. El Vasco está convencido del triunfo de Convergencia, pero se quejó de los "insultos" de sus adversarios internos, a quienes desafió a "arreglar los problemas dónde y cuando quieran". Defendió su buena relación con Carlos Reutemann y dijo que juntos deben tratar de resolver los problemas de la gente. -¿Se lleva mejor con Reutemann que con algunos radicales? -¡Y cómo que no!, si hay algunos radicales que me agravian cotidianamente. En cambio, con Reutemann jamás nos hemos insultado; soy su opositor, pero qué ganaríamos puteándonos. Lo que tenemos que hacer, él peronista y yo radical, es ver si juntos podemos solucionar el problema de la gente, porque para eso él fue elegido gobernador y yo para estar en la oposición. Qué ganan algunos radicales insultándonos a ambos; si tienen algún problema, que me lo vengan a decir y lo arreglamos enseguida, en el lugar que quieran y cuando quieran. Antes, respondía a los agravios con más agravios, pero ya tengo 60 años y algunas cosas aprendí, más que por zorro, por viejo. Si creen que van a sacar más votos insultando, lo vamos a ver en las urnas. -¿Le dolieron los agravios? -A veces uno se tiene que morder para no contestar. Pero si respondemos volvemos a recrear esa confrontación que caracterizó al radicalismo en estos últimos 20 años, que nosotros alguna vez buscamos, lo hemos reconocido, pero desde el 91 nos esforzamos muchísimo para que las cosas funcionen mejor. Que digan de que soy un burro o un mal senador, pero no tienen que insultarme recurriendo a la mentira. -¿Qué siente al ser insultado por quienes antes lo aplaudían cuando accedían a los cargos desde Convergencia? -Hasta hace tres meses yo era Gardel, ahora me insultan. A veces se recurre a esos extremos cuando se sienten perdidos y creen que con agravios van a recomponer esa situación de derrota. Me cuidé de hacer una interna de muy bajo perfil porque las cosas están mal en el país. Que nos enfrasquemos en una dura pelea de mutua descalificación no nos hace ningún favor. Hay que admitir que la gente no está muy conforme con el gobierno, y así le generamos un problema más al radicalismo. -¿Convergencia ganará la interna? -Confiamos en el triunfo, pero no subestimamos a nuestros adversarios. -¿Buscará la Intendencia en el 2003? -Sí. Sólo cambiaría de opinión si en el 2003 hacemos una encuesta y vemos que no tengo ninguna posibilidad. Hoy la sensación es que soy competitivo. Está mal que lo diga yo, creo que fui un buen intendente de Rosario. A pesar de que me tocó un momento de muchas dificultades hicimos obras por todos lados, y si volvemos podemos hacer muchísimas cosas, porque esta es una ciudad que vale la pena manejarla y administrarla. -¿Fue una tregua con Binner de cara a las elecciones el hecho de que los concejales de Convergencia votaran el aumento del boleto? -No. Ellos tienen la responsabilidad de defender los intereses de la ciudad, y en esta emergencia estaba en crisis en sistema de transporte y había que buscar el equilibrio entre algo que a la gente le duele, como es un aumento, o la posibilidad de que se caiga el sistema de transporte. Creo que la solución fue equilibrada. Lo que no es cierto es que me haya entrevistado con Binner ni que me pidió que hablara con los concejales para solucionar el tema del transporte, ellos lo resolvieron bien y de acuerdo a su leal saber y entender. -¿El PDP debe estar en las boletas de la Alianza? -Depende de ellos. Siempre estuvieron con nosotros, pero decidieron no integrar la Alianza y hay que respetarlos. -Si en el 2003 es intendente, en el 2007 va a jugar la última carta que tiene... -No. -...Ser presidente de Central. -(Risas) ¡Ah!, esa sí, creí que me iba a decir otra cosa.
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