En el libro "Tierras de frontera", el escritor jujeño Héctor Tizón relata la historia de los tesoros bibliográficos. Tizón afirma que vio esos tomos en los años 70 en Yavi: "Como cualquier otro libro estaban en un biblioteca", luego fueron trasladados a la Casa del Marqués, restaurada hace unos treinta años. Tizón dijo que muchas obras fueron desapareciendo, y que al ver los incunables advirtió a las autoridades sobre los cuidados que merecían.
El escritor jujeño cuenta que la casa pertenecían a un marqués que terminó peleando en el ejército de Belgrano. El marquesado se remonta a cuatro generaciones antes de este marqués. Ese es el cuarto marqués: don Juan José Fernández Campero, marqués del Valle de Tojo, vizconde de San Mateo, conocido popularmente como marqués de Yavi.
Ese marquesado abarcaba no solamente el pueblito sino también las extensas tierras que forman el departamento de Yavi. La Quiaca es una ciudad moderna -fue fundada por el ferrocarril en 1910- , todo lo demás es antiguo. Valle de Tojo era el amo de las encomiendas de Casabindo, de Cochinoqui y de Rinconado. Algo así como la mitad de la zona montañosa de Jujuy.
El marqués contribuyó con dinero y con gente para armar un regimiento que formaba parte del Ejército del Norte. Pero era tan gordo que por eso no pudo huir. Los realistas lo apresaron y nunca más pudo volver a Jujuy. Según el escritor, habría muerto en Jamaica. Tizón también relata que actualmente viven herederos del marqués en la zona, pero ya sin el marquesado.
Parecían escondidas
Los valiosos tomos de "Don Quijote de la Mancha" nunca fueron llevados a la Biblioteca Nacional ni resguardados convenientemente. En aquel pueblo ignorado las obras parecían escondidas de algún cazador de reliquias que quisiera hacer con ellas una fortuna.
Uno de los ejemplares responde a una reedición de 1608 de la obra maestra de Cervantes. El otro, a la edición de la segunda parte de las aventuras del noble caballero publicadas por primera vez en 1615.
Constantina Lamas, sin ser bibliotecaria, es quien está a cargo de los seis mil libros guardados en el lugar Desde su fundación en 1911 hasta la década del 70, la repartición funcionaba en otro lugar. Por eso, Lamas no supo decir con precisión como llegaron allí esos dos libros.
En tanto, Lidia Games, una vecina que es encargada de la iglesia que está cruzando la calle, era la bibliotecaria en los 70, antes de la mudanza de la biblioteca a la Casa del Marqués. Games recuerda que no encontraron libros en la casa. Ello serviría para especular con que ya estaban en la biblioteca donde ahora funciona una dependencia telefónica.