"Cuando no teníamos plata vivíamos tranquilos"

Aunque nadie se inclina a hablar en voz alta, muchos vecinos de Las Varillas, donde viven 16 mil personas, reconocen que las desavenencias de los Dolza son previas al día del secuestro de Don Angel. Incluso, anteriores al 12 de diciembre de 1997, cuando el acierto de las seis bolillas del Quini Seis cambió la vida familiar. Andrés, encargado del bar del Centro Comercial de Las Varillas, recordó que meses antes de ganar el premio la Justicia incautó una camioneta Renault Express que Dolza padre había comprado para hacer el reparto de su panadería. Cuando en el tribunal alegaron que el motivo era el incumplimiento del pago de las cuotas del vehículo don Angel quedó azorado. "No puede ser, Mario era el encargado de pagar y yo siempre le daba la plata", comentó. Mario, el hijo menor, de 30 años, no tiene actualmente trabajo fijo. Tras cobrar el premio, Dolza adquirió un campo de 900 hectáreas por un millón de dólares y compró una estación de servicio por 800 mil. Al momento de la operación esta estación tenía un acreedor, la fábrica de maquinaria agrícola Zanello, que debía 200 mil dólares. La firma quebró y los Dolza nunca recuperaron esos fondos. La estación es regenteada sólo por Darío, que tiene 36 años, y que nunca pudo recuperarse de ese quebranto.
Ayer a la mañana Elba, la mujer de Angel Dolza, se cruzó en la puerta de un telecentro con una vecina que la compadeció por los sobresaltos que atraviesa la familia desde el jueves pasado. La mujer recordó el comentario que hizo la esposa del ex panadero. "Antes, cuando no teníamos plata, vivíamos más tranquilos".