Darío Velásquez, de 19 años, estuvo detenido cuatro días acusado por el homicidio de Fernando David Dondo. Fue indagado bajo ese cargo y el juez lo liberó por falta de mérito, con lo que quedó ligado a la investigación. Toda esa pesadilla le ocurrió por que su ciclomotor se rompió a pocas cuadras del lugar donde ocurrieron un robo y un homicidio. En ese mismo lugar, además, intentaron robarle. Fue entonces que paró a un patrullero que pasaba por la avenida Pellegrini para denunciar el atraco y pedirle que lo llevara a su casa. Pero los policías no le creyeron. En cambio, sostuvieron que el relato era una coartada para quedar desligado de los violentos hechos ocurridos en la zona. Para coronar la incomprensible situación, la guardia de la comisaría 6ª intimidó a Velásquez y lo golpeó para que aceptara su responsabilidad en los episodios. La investigación policial que llevó adelante esa misma comisaría comprobó que el relato de Velásquez era verdadero: esa noche el chico había estado junto a sus amigos en una cantina hasta la madrugada. Y después de la fiesta, se fue rumbo a su casa, en Villa Gobernador Gálvez. En el camino lo sorprendió la violenta historia que ahora le hace pensar que "la policía no puede hacer justicia" si para investigar los hechos utiliza los métodos que el padeció.
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