"Argentina es un país unitario con discurso federal", sentenció el vicegobernador de Santa Fe, Marcelo Muniagurria, convencido de que "hasta sería preferible que fuera al revés". Este no fue el único funcionario dispuesto a lanzar sus dardos contra la Capital Federal y a esa empresa se sumaron dirigentes locales de la industria y el campo, que hicieron oír sus voces sobre la voracidad centralista. Tres legisladores santafesinos pintaron la situación. El diputado nacional justicialista Oscar Lamberto subió la apuesta: "El centralismo porteño creció drásticamente en las últimas décadas". Su par demócrata progresista Alberto Natale se sumó a la polémica al afirmar que "Buenos Aires es una ciudad típica del Primer Mundo, que exaspera los contrastes con el interior", y desde el Frepaso Rubén Giustiniani lamentó que "la Argentina federal siga siendo más un anhelo de todos los argentinos, sobre todo del interior, que una realidad del país". Ya se sabe: esta situación redunda en privilegios concretos. Natale, por ejemplo, recordó que la Nación financia la Justicia ordinaria y la policía porteñas, y subvenciona el transporte. El legislador también resaltó "los abultados fondos especiales que compromete la Nación para la provincia de Buenos Aires" y subrayó: "El fondo del conurbano bonaerense se lleva 600 millones, y tuvieron que suceder acontecimientos muy desgraciados en Rosario para destinar a Santa Fe sólo 30 millones". El titular de la Federación Industrial de Santa Fe, Roberto Paladini, está acostumbrado a lidiar con el problema. "Basta ver que todos los aspectos de la economía se deciden en Buenos Aires: los lineamientos económicos, el comercio exterior, las políticas arancelarias y laborales", se quejó el empresario. También reconoció que no es fácil llegar del interior y tener rápido acceso a los despachos oficiales. "Obviamente los empresarios con más llegada son los amigos del gobierno de turno, pero por el solo hecho de vivir en Buenos Aires gozan de mayor facilidad para moverse en los pasillos del poder", reflexionó. Con esa idea coincidió el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi. "El acceso a los despachos es cada vez más difícil, pero quienes tienen más capacidad de lobby son los porteños", afirmó. Justamente, la necesidad de aunar criterios en pos de un lobby regional, "en el buen sentido", es otra cuestión en que coinciden dirigentes y legisladores como una vía para enfrentar al centralismo. Giustiniani, por ejemplo, recordó que si los efectos del fenómeno se vieron amortiguados en Santa Fe fue por "la suma de esfuerzos, más allá de banderas políticas, para defender los intereses del Litoral y la provincia". Entre los logros, nombró el puente a Victoria, la hidrovía y la autopista a Córdoba. Lamberto compartió esa visión y resaltó la experiencia de la unidad que se comenzó a gestar con Córdoba y Entre Ríos. "La alternativa para competir con el centralismo porteño es constituir un polo de desarrollo autónomo tan grande como Buenos Aires", propuso. En estos temas, la experiencia le enseñó al vicegobernador una paradoja. "En Capital respetan a la gente del interior que tiene arraigo con su región, pero a la vez intentan despegarla de esa representatividad", afirmó Muniagurria. Justamente por eso, cree que "hay que resistir y pelear, porque esa no será una tarea que encare el propio poder central". Pero el problema no se reduce a una mera expresión económica. "También es fuerte la dependencia administrativa, política y cultural", razonó Giustiniani. Y es ese condimento cultural el que permitió a Lamberto asegurar que "el centralismo ha crecido drásticamente" en las últimas décadas. "Los medios nacionales enseñan a pensar en porteño", afirmó. A la antinomia Capital-provincias se suma otra todavía más acusada, que ronda la conflictiva relación de la metrópolis con las zonas rurales, "abandonadas por la mano del poder", definió el titular de Federación Agraria, la única de las cuatro entidades representativas del campo que tiene su sede en el interior. "¿Cómo explicarle a la opinión pública concentrada en Buenos Aires que hay un país diferente y postergado, cuando la idea que tiene del campo es la de la gran estancia bonaerense que muestra la Sociedad Rural en Palermo?", concluyó.
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