Año CXXXIV
 Nº 49.066
Rosario,
sábado  24 de
marzo de 2001
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Tras 15 años de vuelo, la estación orbital rusa se desintegró en el Pacífico sur sin provocar daños tras una maniobra que los especialistas consideraron perfecta
La Mir concluyó su misión con una caída impecable
Funcionarios rusos sostuvieron que demostraron su "gran clase". "No sólo podemos comenzar bien una cosa, sino llevarla hasta el final". Un amargo triunfo

La estación orbital Mir se desintegró ayer en la atmósfera y cayó al océano Pacífico tras completar una maniobra técnicamente perfecta con la que cerró sus 15 años de vida y todo un capítulo de la navegación espacial. La Mir (en ruso Paz) se quemó como una bola de fuego y sus últimos restos se precipitaron a las 3 de la mañana, hora de la Argentina, a 40 grados latitud sur y 160 grados longitud oeste en el sur del Pacífico, según precisó el centro de control de vuelo en Korolyov, cerca de Moscú. El ingenio sobrevoló con un espectacular estruendo las islas Fidji dejando tras de sí una enorme y humeante estela.
"Vimos cinco o seis fragmentos con una enorme estela de humo que duró por entre 10 y 15 segundos. Fue seguida unos momentos después por un par de estruendos", dijo el fotógrafo de Reuters, Mark Baker, desde Nadi, en las islas Fidji. "Fue una experiencia única en la vida", agregó.
Funcionarios australianos dijeron que creían que la Mir, término que en ruso significa tanto paz como mundo, se estrelló en una remota área deshabitada del Pacífico, a unos 3.000 kilómetros al suroeste de las islas Pitcairn, un territorio británico.
"Ocurrió en el área exacta en la que la agencia espacial de Rusia había pronosticado, entre Australia y Chile", dijo el director gerente del Organismo de Gestión de Emergencias de Australia, David Templeman.

"Gran clase"
"La estación orbital Mir ha completado su vuelo", anunciaron entonces los altavoces, en medio del silencio imperante entre cientos de expertos del espacio, cosmonautas, diplomáticos y periodistas congregados en el control de tierra en Moscú. "Hemos mostrado nuestra gran clase", afirmó Yuri Koptev, jefe del consorcio espacial Rosaviakosmos. "Podemos no sólo comenzar una cosa bien, sino también llevarla hasta su final". "Nos dieron 6.000 kilómetros de agua para acertar. Y lo hicimos", indicó por su parte Viktor Blagov, funcionario del centro.
La destrucción de la Mir significa sin embargo un amargo triunfo. Luego de la maniobra, que transcurrió paso a paso según estaba planeado, las autoridades de Defensa Civil anunciaron el final del estado de alarma.
Las naciones en el Pacífico sur se habían mantenido en alerta en caso de que trozos de la estación cayeran sobre áreas habitadas y no en las aguas. Una flota de 27 atuneros que faenaba en la zona escogida no fue golpeada por resto alguno.
Incluso el capitán de uno de los 27 barcos atuneros neocelandeses que pescaba en el Pacífico sur declaró que no vieron nada de la Mir porque había una niebla espesa. "Teníamos visibilidad cero", dijo Trevor Canty.
Las autoridades habían advertido a los pescadores, pero éstos respondieron que se quedarían en la zona porque la pesca iba demasiado bien para abandonarla. "Me alegra oír que estamos bien", indicó sin embargo Canty cuando se le informó de que el peligro ya había pasado. "Hemos estado muy preocupados", aseguró.

"Un pariente muy querido"
La pérdida de la estación tras 15 años, un mes y dos días, fue "como la despedida de un pariente muy querido", declaró ante la televisión rusa el cosmonauta ruso Alexander Kaleri, que a comienzos de 2000 formó parte de la última tripulación de la Mir.
En una nota sentimental, Vladimir Solovyov, que puso en funcionamiento los sistemas de la Mir en marzo de 1986 semanas después de que entrara en la órbita terrestre, supervisó su destrucción desde el centro de control.
"Estoy triste, la Mir podría haber volado otros dos o tres años si no fuera por problemas financieros y obligaciones con la Estación Espacial Internacional", indicó el cosmonauta Alexander Poleshchuk, que estuvo seis meses en la estación en 1993.
En su caída hacia la Tierra, primero se quemaron los colectores solares y luego se desintegró el casco principal, a 80 kilómetros sobre la Tierra.
Japón fue el último territorio poblado que sobrevoló el ingenio de 137 toneladas, antes de caer en la zona prevista, entre Nueva Zelanda y las costas de Chile, a 40 grados de latitud sur y 160 de longitud oeste. Se estima que unos 1.500 fragmentos metálicos se hundieron en el mar, los más pesados de dos toneladas.
La caída de la estación comenzó puntualmente a las 20.32 (hora Argentina), cuando el control de tierra activó la primera maniobra de frenado, mediante los reactores del transporte espacial Progress acoplado a la Mir. A las dos horas le siguió un segundo impulso de frenado, también de veinte minutos de duración. A las tres horas y siete minutos de ese paso se produjo la tercera maniobra, la decisiva, cuando los reactores de la estación y del transporte Progress fueron activados conjuntamente por 20 minutos, hasta agotar sus últimas reservas de combustible.

Descenso brusco
La maniobra, según el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (Esoc), fue al parecer más brusca de lo que se pensaba, frenándola no a 23,5 metros por segundo, como estaba planeado, sino a 40 metros por segundo. "La Mir tenía al parecer más reservas de lo esperado", señaló el experto Walter Flury. Debido a la gran inclinación se redujo aproximadamente a la mitad la zona de peligro en que iban a caer los restos.
A partir de allí la Mir pasó sobre China y Japón y desapareció de las pantallas de radar. Imágenes de video amateur desde las islas Fidji mostraron lo que se asemejaba a una serie de estrellas fugaces atravesando un cielo tropical bordeado de palmeras.
Desde su lanzamiento, el 20 de febrero de 1986, la Mir cumplió exactamente 86.331 órbitas en torno a la Tierra.
La estación albergó a más de 100 cosmonautas y astronautas de 20 países, y sobrevivió en diciembre de 1991 el desmembramiento de las repúblicas que formaban la Unión Soviética y el establecimiento en Rusia de una economía de libre mercado.
Rusia es entre los países con misiones al espacio el más experimentado a la hora de desintegrar basura espacial. Más de 60 naves Progress han sido sepultadas en el Pacífico luego de sus viajes a la Mir desde 1986.



Los despojos caen cerca de las islas Fidji.
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