 | Al cabo de innumerables contratiempos y no menores demostraciones de faltas groseras de todo tipo, muchas de las cuales excedieron el mero desmanejo empresario para orillar el delito, por fin el puerto de Rosario parece haber reencontrado el buen camino. Ese camino que sólo puede transitarse si quienes tienen el compromiso de conducirlo, tanto en la actual etapa de transición como en la definitiva de su explotación a manos privadas, asumen con honestidad, capacidad y dedicación el deber que les ... |