Año CXXXIV
 Nº 49.061
Rosario,
lunes  19 de
marzo de 2001
Min 19º
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Editorial
El puerto, por el buen camino

Al cabo de innumerables contratiempos y no menores demostraciones de faltas groseras de todo tipo, muchas de las cuales excedieron el mero desmanejo empresario para orillar el delito, por fin el puerto de Rosario parece haber reencontrado el buen camino. Ese camino que sólo puede transitarse si quienes tienen el compromiso de conducirlo, tanto en la actual etapa de transición como en la definitiva de su explotación a manos privadas, asumen con honestidad, capacidad y dedicación el deber que les compete como coprotagonistas de una circunstancia que, por su trascendencia, bien puede ser calificada de histórica.
Lo dicho tiene que ver con la apertura del sobre 1 (garantía y antecedentes) de la licitación convocada, al cabo de un arduo camino, para el otorgamiento de la concesión de explotación de las dos terminales. Aún cuando fueron dos los consorcios que adquirieron los pliegos, uno solo pudo cumplir con todos los requisitos para finalmente presentarse. Se trata del grupo integrado por la constructora rosarina Siryi-del Gerbo-Asanza (SGA) y las empresas extranjeras Losster Company SA, Cementos Goliat SL, Fruport SA, Naviera del Odiel SA, Silos de Tarragona SA, Obrascon Huarte Lian SA y Tarragona Port Services SA.
Con ello se abrió una etapa de análisis minucioso de la capacidad económica y técnica de los oferentes, que durará unos 30 días. Luego, si los dictámenes resultan favorables, se entrará en la etapa final, es decir, en el estudio del resto de la oferta.
A partir de un proyecto global consistente en refuncionalizar las terminales, potenciadas por la autopista Rosario-Córdoba y el enlace vial Rosario-Victoria, de merecer la adjudicación, el grupo oferente actuará con una clara división de funciones. Los representantes ibéricos, con Tarragona Port al frente, tendrán a su cargo el gerenciamiento y la función estrictamente comercial. Por su parte, la rosarina SGA será la responsable de la remodelación portuaria.
Un dato interesante del actual proceso, que, sin dudas, aleja los malos recuerdos derivados de la anterior adjudicación a un consorcio filipino, tiene que ver con una propuesta extra licitatoria por parte de los oferentes. Refiere a la posibilidad de habilitar una zona franca santafesina en Tarragona, circunstancia que implicaría contar con una terminal en el Mediterráneo.
En buena hora que la licitación por fin esté encaminada de esta manera, que embarga de esperanza a todos los rosarinos. Es que, al margen de que finalmente haya habido un solo oferente, por lo que se ve éste posee una experiencia y solidez tales que permiten vislumbrar un futuro de grandeza y progreso para el puerto de Rosario. Un futuro acorde con sus antecedentes y potencialidades que supieron ser timbre de orgullo de la ciudad.


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