Fernando Toloza
Mar del Plata (enviado especial)- Nikita Mijalkov se convirtió en uno de los fenómenos del festival. Con un aspecto militar, prolijo bigote y cabello blanco bien peinado, el realizador estuvo en esta ciudad para presentar su filme "El barbero de Siberia", protagonizado por Julia Ormond y Oleg Menshikov. Temperamental y escurridizo, Mijalkov sedujo al público hablando en español y confesó que había aprendido el idioma con una nana española. Aunque después pidió el servicio de una intérprete, casi como una forma de poner distancia, darse tiempo para pensar las cosas dos veces y apelar a una ironía que en ningún momento lo abandonó. En un principio, Mijalkov había sido contactado para ser el presidente del jurado en esta edición del festival. Había aceptado, renunció por trabajo y luego quiso volver a aceptar, pero ya era demasiado tarde: había sido reemplazado por el español José Luis Borau. Idas y venidas mediantes, el director se puso al frente de la comitiva que presentó "El barbero de Siberia", de casi tres horas de duración. El filme se extiende a lo largo de 20 años. Comienza en la Rusia zarista y termina en los Estados Unidos de principios del siglo XX. Es una historia de amor entre una mujer misteriosa y seductora y un cadete de la escuela de oficiales del zar. Entre ellos se interpondrán las mentiras y el pasado oscuro de la mujer y la vehemencia del soldado ruso, que no aceptará jamás la mentira e irá deportado a Siberia. El título de la película alude a la ópera de Rossini "El barbero de Sevilla". Es un retrato de la Rusia zarista y de un período de felicidad, en el que se desarrolla una tragedia de la que nadie quedará a salvo. Aunque no se trate justamente de la muerte física sino de algo parecido a eso que los existencialistas llaman la muerte en el alma. -¿Cuándo aprendió a hablar español? -Hace mucho que no lo practico porque lo aprendí a hablar en mi niñez. Tuve una nana española y aprendí antes el español que el ruso. Pero ahora prefiero hablar en ruso porque siento que ya no lo hago bien en español, y me gusta hacer las cosas a la perfección. No me gusta lo hecho a medias. -¿"El barbero de Siberia" es una película nostálgica? -Es una película sobre cómo a mí me gusta imaginar a Rusia y en mi país hace dos años que está en cartel. Superó en la taquilla a "Titanic" y a "The Matrix". -¿Es una película hollywoodense, hecha para conquistar al público de Estados Unidos? -Cuando estrené esta película dije que no la hice para los Estados Unidos, sino para los más de 150 millones de extranjeros que viven en mi país. Esto causó mucho malestar, porque por desgracia olvidamos muy pronto la dignidad de la historia de nuestro país, y vemos las cosas como extrañas. -¿Por qué le interesa el humor? -Stanislavski decía que hay que buscar lo serio en lo humorístico, y uno de mis objetivos es que el espectador se ría y piense a la vez. Yo creí que mi película tendría por espectadores a la gente mayor, pero me sorprendí cuando el público joven mostró su interés. La gente ve mi película muchas veces y ese el mayor reconocimiento que puedo obtener. -¿Por qué quiso actuar, además de dirigir, en "El barbero de Siberia", y por qué representó el papel del zar? -Si fuera de profesión cocinero, sería realmente extraño que hubiese actuado. Pero soy un artista y tengo más de 60 películas como actor. ¿Usted tiene alguna observación sobre cómo actué en ese papel? -La barba es muy curiosa... -(Risas) Es un personaje histórico que usaba barba y fue uno de los mejores zares de Rusia. -¿Cuál es su relación con el cine ruso? ¿Siente que es el gran director de su país? -Esas son cosas que piensan los periodistas. Cuando hago una película no me pongo a pensar si soy el heredo de tal o cual director, o cuál es mi papel en la historia. En Rusia los periodistas siempre escribieron lo que ellos quisieron de mí. Yo decía una cosa y ellos la interpretaban como querían. Así que ellos pueden decir mejor que yo cuál es mi lugar. Yo no correría el riesgo de decirme el heredero de alguien o el maestro de otro. -¿Cómo es el cine ruso con la apertura al mercado? -Hay que estar atento a lo siguiente: durante años nos obligaron a filmar sólo las cosas buenas. Entonces es natural que desde la apertura haya un interés en filmar las cosas marginales. Eso es necesario porque ayuda a sobrevivir. Es lo que pasó en Italia después de la Segunda Guerra Mundial, cuando surgió el neorrealismo, que fue una manera de enfrentar la nueva vida que comenzaba. -¿Qué proyectos tiene para el futuro? -Hacer la segunda parte de "Sol ardiente", que va a tratar sobre una chica en la guerra. La historia transcurrirá diez años después de la primera parte. También pienso volver a la Argentina para dar un curso dedicado a los actores. -¿Cuál es su posición frente a la decadencia del comunismo? -Recuerdo una frase de un escritor de la Alemania oriental. El decía que la propaganda que se hacía sobre Rusia y su país decía muchas mentiras, pero que la propaganda sobre el capitalismo, desgraciadamente, era toda cierta.
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