Rodolfo Montes
Cuando Sequeira pitó el final del primer tiempo de Estudiantes-Central en La Plata, con un injustificado 1 a 0 a favor de los locales, en el palco de prensa del viejo estadio de tablones de 1 y 57, quedó instalada una certeza a mediano plazo y un pronóstico para el segundo tiempo del partido: Central, jugando así, va por el buen camino (se dijo) y puede llegar lejos. Pero es muy probable que este partido lo pierda.
Porque las diez situaciones de peligro (incluyendo cinco claras de gol) que un buen equipo de fútbol aspira a crear en todo el partido, Central ya las había generado en tan solo 45' y las había marrado a todas. Entonces la suerte estaba echada.
¿Iba Estudiantes a posibilitarle a Central en la segunda mitad varios mano a mano como para resarcirse de tanta impericia a la hora de meter la pelota en el arco? Muy difícil. ¿Iba Central a mantener velocidad y precisión con la pelota, como había tenido en esa etapa inicial, soportando la dureza y por momentos violencia de Zapata, Testa, Azconzábal y companía (aceptada por un Sequeira sin jerarquía). Y, además, sumar definición? Una quimera.
Si no es previsible, para una noche donde un equipo con más individualidades, con más juego colectivo, con mejor técnica y con actitud para ganar el partido, que termine goleado por otro inferior en esos rubros pero más efectivo para aprovechar el buen momento de sus delanteros. Y a cobrar.
Dos escaleras abajo del palco de periodistas, una hora después de ese entretiempo, los jugadores de Bauza y el mismo Patón comentaron a Ovacion, a la salida del vestuario, sus impresiones sobre la consumación de la derrota que estaba anunciada.
"El primer tiempo fue favorable a nosotros pese a ir perdiendo. En el segundo se les facilitó a ellos por la expulsión de Juan, recién ahí nos superaron. ¿Enojado yo? Cuando uno pierde siempre está enojado. Tuve dos oportunidades claras y las perdí, son rachas", dijo el Rafa Maceratesi.
Luego soñó con lo que pudo ser: "Si hubiéramos concretado, si nos convalidaban el gol de Juan la historia hubiera sido otra. De todos modos nos quedaba el segundo tiempo para darlo vuelta pero ahí vino la expulsión, el segundo gol de ellos y se terminó el partido".
Para Matías Lequi se cometieron "errores que nos costaron el partido. Por lo demás no creo que tengamos que analizar una supuesta incapacidad para convertir que esté sufriendo el equipo, en otros partidos metimos el 70 por ciento de las situaciones que creamos y esta vez no se nos dio, tan simple como eso".
Matías no se dejó ganar por el dolor y restableció su optimismo: "Está todo bien, pensamos seguir trabajando y mirando para adelante".
En tanto, Ezequiel González dijo que "en el primer tiempo lo justo era terminar ganando. En el segundo con la expulsión todo se complicó".
El brillante enganche canalla, con hielo en su tobillo derecho por uno de los muchos golpes que recibió, manifestó su malestar moral, no sólo físico, con el árbitro: "Sequeira no fue justo en la cancha, permitió que se golpeara".
Por último, el Patón Bauza sentenció: "El equipo crea, llega y no convierte, y a eso lo pagamos caro. Es una racha, al principio del campeonato le hicimos 3 a Almagro, 4 a Huracán, y ahora no quiere entrar. Algo similar a lo ocurrido con River y con Colón. Sobre el final nos desesperamos y terminamos desdibujados".
En pocas horas, en Lima, Central tendrá una oportunidad para dar vuelta esta página de derrota. Y quizá comenzar a concretar los pronósticos de mediano plazo que se murmuraron en el palco de prensa platense. ¿Central está para llegar arriba? Para eso necesita además de hacer su juego no olvidarse de concretar los goles.
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La Ciudad
