José María Petunchi
El plantel de Rosario Central se despidió del aeropuerto de Ezeiza con una mueca de desilusión. Y, casi tres horas después, Perú lo vio llegar con la sonrisa de la esperanza y con la posibilidad de dejar atrás el mal trago y meterse de lleno en el futuro inmediato, que asoma con mejores perspectivas. Por estas horas, los canallas viven sensaciones encontradas. Por un lado el dolor que provocan las heridas del pasado reciente por haber quedado bastante lejos en la conversación por el torneo Clausura y, por otro, la posibilidad de atenuarlas en sólo tres días después. La impensada derrota para los canallas -estaban confiados en llevarse los tres puntos- ante Estudiantes, que los dejó maltrechos y mal parados en el Clausura, porque les quitó casi todas las chances de seguir prendidos en el lote de los de arriba; pero el agitado calendario que tiene le otorgará al equipo del Patón Bauza otra oportunidad. Porque el encuentro de mañana a la noche ante Universitario por el grupo 1 de la Copa Libertadores no sólo le permitirá empezar a asegurarse la chance de clasificar para la segunda fase de la Libertadores, sino también atenuar el efecto de la caída ante el pincha. Por eso, y aunque desde el punto de vista físico el plantel pueda empezar a acusar el esfuerzo, el viaje le viene bien a Central porque le permitió empezar a archivar una dolorosa derrota, cuando ellos confiaban en lograr un buen resultado que les permitiera seguir en la pelea por el torneo local. Por eso, y a pesar de la herida abierta por ese traspié, los canallas ya no tuvieron más tiempo para lamentarse. El partido ante Universitario casi los atropella y no hay margen para pensar en otra cosa. Por eso los jugadores descansaron hasta tarde ayer por la mañana y después del almuerzo y un ratito de descanso emprendieron el viaje con la intención de olvidar rápidamente el mal trago que vivieron en La Plata. Es que tanto los jugadores como el cuerpo técnico saben que, después del triunfo de Junior de Barranquilla sobre Universitario, el encuentro de mañana será decisivo para sus aspiraciones de quedarse con el grupo y poder avanzar a la siguiente fase. El plantel canalla arribó a Ezeiza unos minutos antes de las 16 y, luego de todos los trámites de rigor, a las 18.10 despegó con sus ilusiones de recomponer su imagen rápidamente con una victoria casi imperiosa en tierras peruanas. Lo primero que hay que recordar es que a esta ciudad no viajaron Rafael Maceratesi, Maximiliano Cuberas, Darío Marra y Daniel Quinteros, porque el Patón decidió darles un descanso y preservarlos para el partido del domingo ante Independiente, por la octava fecha del Clausura. El que sí terminó viajando, aunque originariamente se iba a quedar en Rosario, fue Juan Antonio Pizzi, que no podrá estar en Avellaneda por haber sido expulsado el último sábado. En consecuencia esto marca que el técnico dispondrá varios cambios respecto del equipo que habitualmente viene actuando en ambos torneos, aunque todavía no confirmó la formación. Pero teniendo en cuenta los que viajaron el equipo podría formar con Tombolini; Daniel Díaz, Loeschbor y Lequi; Moreno, Erroz, Charles Pérez y Huguito González o Vitamina Sánchez; Ezequiel González; Arias y Pizzi. Así, Central vive, disfruta y sufre sus idas y vueltas. En Buenos Aires dejó sus heridas abiertas y llegó a Lima con la esperanza de reencontrarse con una sonrisa.
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