Año CXXXIV
 Nº 49.059
Rosario,
sábado  17 de
marzo de 2001
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Análisis
La puja Europa-EEUU por la región sobrevoló la visita

Pablo Díaz de Brito

La giradel presidente italiano por Uruguay y Argentina, que terminó ayer en Rosario, no sólo fue una ocasión para renovar vínculos históricos. Además de este obvio aspecto, central en el acto del Monumento, hay otro, menos visible, que subtiende la gira presidencial. Antes de partir de viaje, Ciampi -que vino acompañado por el canciller Lamberto Dini y el ministro de Comercio, Gianni Letta- pidió a su connacional Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea (el Poder Ejecutivo de la Unión Europea, UE) un detallado informe sobre las relaciones comerciales entre la Europa comunitaria y América latina. Y, según los enviados italianos que siguen la gira, notó con preocupación que desde que México entró al Nafta en 1994, el intercambio de ese país con Europa se redujo a la mitad, con gran ventaja de Estados Unidos.
Ya en marzo pasado, el canciller español, Josep Piqué, visitó Argentina y remarcó la intención de su país de reforzar los lazos UE-Mercosur. Los mil millones puestos por Madrid para el blindaje financiero que recibió la Argentina son una muestra de ese interés. Ahora, Italia haría otro tanto, al tiempo que se esforzaría por eliminar las barreras arancelarias UE-Mercosur para el 2005, siempre según periodistas italianos que cubrieron la gira presidencial que culminó ayer.
Con la imparable presión de los norteamericanos para poner en plenas funciones el Alca (Asociación de Libre Comercio de las Américas) en el 2005, la preocupación de los europeos es comprensible. El temor es que si no se refuerza rápidamente la alianza UE-Mercosur (bajando aranceles recíprocamente, por ejemplo), el Alca se comerá a América latina y al mercado común sudamericano. En mayo del 92, la UE y el Mercosur firmaron un genérico tratado marco. Ahora, Ciampi propuso a la Argentina un "pacto de colaboración económica" que haga retomar ritmo a las ventas italianas al mercado argentino.
Pero el presidente italiano no ve las cosas sólo en términos de intercambio comercial, sino también a partir de parámetros lingüístico-culturales. Ciampi estudió letras en la prestigiosa Universidad de Pisa y sabe del valor clave de la cultura y la lengua para establecer lazos entre naciones. La "latinidad" invocada reiteradamente por Ciampi en esta gira es lengua, parentescos y vínculos históricos, pero conlleva además el intercambio de bienes y servicios.
Pero para desesperación de los que apuestan a reforzar vínculos entre América latina y la Europa latina, el Mercosur cuenta cada día con menos popularidad en Argentina (a partir de la brusca devaluación del real decidida por Brasil a inicios del 2000); y Chile, país asociado al tratado, decidió pedir la ficha de ingreso al Nafta, algo que desencadenó un nada disimulado incidente diplomático entre Santiago y Brasilia. Con el gobierno de De la Rúa en la misma línea pro Washington de Menem, los industriales argentinos furiosos por las masivas importaciones brasileñas y la presión difícil de frenar de EEUU para poner en acto al Alca en el 2005, a los europeos parece quedarles poco margen para reforzar sus posiciones.

El voto que faltó
Tal vez en esta misma línea de puja por espacios económicos y culturales deba interpretarse la que fue una fuerte desilusión para Ciampi poco antes de su gira. El presidente italiano programó la visita para presentarse ante la colectividad italiana en Uruguay y Argentina con un logro histórico: el voto de los italianos en el exterior. La ley principal, que implicó una enmienda constitucional, se votó con amplio consenso el 18 de octubre de 2000. Esto hizo pensar a Ciampi que para mediados de marzo podía aterrizar en el Río de la Plata con la ley reglamentaria ya aprobada. Pero no pudo ser: tecnicismos parlamentarios y la cercanía de la fecha de voto -13 de mayo- impidieron que el presidente se presentara con este precioso don bajo el brazo.
En el análisis de uno de los periodistas italianos que llegaron a Rosario con la comitiva presidencial, esta enésima postergación del voto de los italianos en el exterior no se debe a que la opinión pública italiana vea a los descendientes de italianos con pasaporte peninsular como "votantes invasores" o ciudadanos-electores de segunda. "No existe en Italia ninguna corriente de opinión en ese sentido", remarcó. Italia cuenta con la ley de concesión de ciudadanía más amplia entre los grandes países europeos. En la zona de Rosario hay unos 65 mil habilitados para votar en el futuro.
Para Antonio Spampinato, enviado de la agencia Ansa a la gira de Ciampi, éste es hoy el mayor líder europeo, ante la caída en desgracia del alemán Helmut Kohl y el evidente desgaste del francés Chirac. Y este gran líder europeo propagandiza en sus giras, sea a Argentina o a Israel, el modelo de cohesión europeo construido luego de la II Guerra Mundial, que ha dado 60 años de paz y creciente integración, en un marco de bienestar general. "A diferencia de los norteamericanos, que imponen posiciones a partir de su poder económico y militar, Ciampi vino a proponerle a América latina que aplique el modelo de la Unión Europea". Sin arrogancia, con la humildad de una nación que ha conocido largamente la pobreza y la plaga de la emigración.


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