Carina Bazzoni
Recibió el saludo de unas 10 mil personas en el Monumento a la Bandera. Se reunió durante 30 minutos con el gobernador Carlos Reutemann. Almorzó con el intendente Hermes Binner. Visitó el Hospital Italiano Garibaldi y en el colegio Dante Alighieri le dieron los planos del futuro parque Italia. Así, el presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi, completó ayer en Rosario la gira protocolar que inició en Uruguay hace seis días. Ciampi estuvo en la ciudad sólo ocho horas y media, pero lo ajetreado de su agenda no impidió que en un alto de su paso por la sede local de la Gobernación agradeciera emocionado "el entusiasmo de los ciudadanos rosarinos que se sienten al mismo tiempo argentinos e italianos". Minutos antes, de espaldas al altar mayor del Monumento, el primer mandatario italiano ya había expresado su gratitud ante la masiva concurrencia que se reunió para saludarlo. "La emoción que siento es tan fuerte como la que sentí al entrar en el Parlamento para jurar fidelidad a la Constitución italiana", dijo en medio de su discurso. Los colores de las banderas italianas y argentinas acompañaron a Ciampi y a su esposa, Franca, desde su arribo a las 10 al aeropuerto de Rosario. Lo mismo sucedería con los aplausos y los sones de ambos himnos nacionales. "Mi papá me llevó a ver a Giovanni Gronchi (entonces presidente de Italia) cuando visitó Rosario en 1961, ahora yo traigo a mis hijos a ver a Ciampi", comentó un hombre de 53 años que esperaba la llegada del primer mandatario en la vereda de la sede local de la Gobernación. No tuvo mucho tiempo para saludar a Ciampi que, escoltado por una cerrada custodia, se zambulló instantáneamente en el edificio. Pero esos segundos alcanzaron para que se le llenaran los ojos de lágrimas. Mientras tanto, la banda de la policía provincial ya consumía los primeros acordes del Himno Nacional Argentino y se disponía a reproducir las notas de "Fratelli d'Italia...". Después, en un austero acto, Ciampi fue declarado huésped de honor de la provincia y recibió de manos del gobernador una escultura acrílica que recrea el mapa de la provincia de Santa Fe. A cambio, el presidente entregó a Reutemann una bandeja de plata. "Agradezco ser considerado huésped de honor de una tierra que cobijó a tantos italianos", señaló Ciampi antes de mantener una reunión a puertas cerradas con Reutemann y funcionarios de su gabinete (ver aparte). Pasado el mediodía, el presidente italiano almorzó en el Palacio Municipal con el gobernador y el intendente Binner. Legisladores, funcionarios provinciales y municipales y diplomáticos completaron la docena de mesas tendidas en medio del salón Carrasco. En un rincón, un dúo de guitarra y bandoneón daba el toque autóctono al encuentro. Después del convite, el matrimonio Ciampi descansó unas horas en el hotel Plaza Real. Y a partir de las 16 recorrió las instalaciones del Hospital Italiano Garibaldi, donde inauguró formalmente el Instituto Universitario Italiano de Rosario. Minutos después, su llegada al colegio Dante Alighieri -donde fue recibido afectuosamente por un centenar de estudiantes- marcó el fin de su visita. El presidente de 80 años ya mostraba en su rostro rasgos de cansancio, pero en ningún momento abandonó su sonrisa. Quizás recién se haya deshecho de ella cuando a las 18.30 se subió al avión que lo devolvería a Roma.
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