Año CXXXIV
 Nº 49.033
Rosario,
lunes  19 de
febrero de 2001
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Castigo al por mayor
Central fue vapuleado por Lanús

Luis Castro

Ni el canalla más pesimista hubiese esperado semejante derrota. Pensar que Central venía entusiasmado con su protagonismo en el Clausura. Gozando de buena salud con el primer puesto. Pero este Lanús, que en el certamen tuvo un inicio timorato y con más sombras que luces, le complicó la existencia a los auriazules y lo abofeteó cuatro veces, dejándolo sin respuestas ante tamaño castigo.
¿Fue justa la derrota? La respuesta es clara y sin dilaciones: sí. Porque los granates se convirtieron en los amplios dominadores del encuentro. Fueron los que siempre buscaron el protagonismo y los que manejaron el juego con criterio. Central fue un conjunto fantasma que nunca logró equilibrarlo. Ni siquiera pudo apelar al fútbol impuesto hace apenas cuatro días ante el Globo para evitar la humillante goleada.
Claro está que hubo un detalle fundamental que incidió para que los de Bauza perdieran el control. Y fue el penal que Bassi sancionó por un supuesto agarrón de Loeschbor a Klimowicz (aunque el defensor canalla dijo que la infracción, según el juez, se la cobró a Erroz). Una falta inexistente y que incidió notablemente en el ánimo auriazul. Pero antes de eso Ariel López, Rodrigo Díaz y Klimowicz no lograron vulnerar a Laureano Tombolini, una de las figuras de la visita, en claras situaciones de gol.
A partir de la conversión del penal de Klimowicz el desorden auriazul quedó más en evidencia. La defensa debía luchar no sólo con los dos delanteros, sino controlar los avances de los volantes, que superaban casi con comodidad al mediocampo centralista. Ezequiel Carboni se multiplicaba en ese sector con un transitar constante, mientras Sarría tenía el control de la pelota y marcaba el camino hacia el arco de Tombo. Y los avisos se repetían, aunque la impericia granate para definir permitía que la diferencia numérica (de goles) se acrecentara.
El Equi intentaba conducir a su equipo, pero perdía en el intento al encontrarse sin acompañante. Porque De Bruno deambuló por el campo de juego y en ningún momento se convirtió en el socio que Ezequiel necesitaba. Encima, Juan Antonio Pizzi perdía una y otra vez con la defensa. No tuvo injerencia en el juego y no gravitó, aunque tampoco le llegó la pelota con claridad para que el goleador sorprendiera. Arias iba por derecha y perdía con Roldán. Se tiraba a la izquierda y era superado por Alvarez. Y como conclusión, se sumó a la intrascendencia canalla.
Lanús iba. Y Central no lograba recuperarse. Un tiro de Moreno que se fue apenas desviado fue la única insinuación canalla en el arranque del complemento. Nada más que eso. Sarría se lo perdió dos veces y eso fue el preámbulo de lo que estaba por venir. Erroz vio la roja por doble amonestación y el canalla lo sufrió enseguida, porque López conectó de cabeza un perfecto córner de Sarría y puso el 2-0. De ahí en más se vino la hecatombe. Central estaba tambaleando y no encontraba respuestas. Encima, Díaz también se fue antes de tiempo (por último recurso) y dejó a su equipo con dos jugadores menos.
Sólo pasó un minuto de esa jugada y el local cacheteó otra vez al canalla: 3-0. Con el corazón herido, Ezequiel González metió un golazo de tiro libre para achicar la diferencia. Pero enseguida respondió el local a través de un golpe de Cristián Alvarez para sellar la diferencia.
Así se fue Central, con una goleada a cuesta. Sorpresiva e inesperada. Aunque quedó bien en claro que Lanús hizo los méritos suficientes para ganar. "Bassi le dio una mano, sobre todo con el penal", coincidían los canallas. Y es cierto. Pero los de Arroyito futbolísticamente fueron superados ampliamente. Por eso, si hay que hablar de justicia, fue justo que el granate haya ganado.



Ezequiel González marcó su tercer gol en el torneo.
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