Sólo faltaba que el minutero dé una vuelta. La pelota vuela por el espacio aéreo de Independiente impulsada por el pie derecho de Juárez, todos los de rojo se van con el comodoro Morquio, de cabeza caliente, pero un alférez, Ramón Ortiz, bien solo cambió el final de la película entre Huracán e Independiente, que pintaba para empate, pero todos los puntos quedaron en Patricios. El nivel del partido fue por demás pobre, Huracán fue levemente superior -no mucho- e Independiente estuvo lejos del nivel de candidato que había mostrado en los torneos de verano. Arrancó mejor Huracán merced a su mayor movilidad en el medio, gran parte de esa movilidad llegó de la mano de Sergio Berti y el interesante trabajo de Diego Graieb tirándose atrás. A los 4' una pelota que ganó Juárez por la izquierda derivó para Graieb, que a espaldas de Ramírez la puso para la diagonal de Berti quien desde la puerta del área metió un latigazo inatajable para el arquero y que puso a Huracán en ventaja. Por aquellos minutos, Independiente sentía la falta de un cinco con oficio ya que Domizi sólo era pura voluntad, no aparecía Cambiasso, y sólo Milito aportaba algo de fútbol junto a Prieto. Promediando la parte inicial, inexplicablemente el local le cedió la iniciativa su rival y a los 43 llegó el empate. Arrancó la jugada Prieto con Cambiasso, quien por el carril del ocho la puso por abajo al área para el uruguayo Forlán que la cruzó abajo con derecha. En el complemento, salvo los primeros minutos en los que Huracán pareció revitalizado con el ingreso de Juan Carlos Padra, la pelota fue de Independiente en la mitad de la cancha, aunque sin profundidad. En realidad ninguno de los dos llegó a fondo, aunque Huracán pareció tener más huecos en la defensa de Independiente donde Milito trabajó a destajo y el sector de Ramírez era una invitación permanente para los delanteros locales. Cuando el final se aproximaba, y el partido se hacía bastante aburrido, llegó lo inesperado. A los 44', tiro libre de Juárez, cabezazo en el medio del área chica de Ortiz cuando todos iban con Morquio y a festejar la primera victoria del 2001, que no es poco. Para Independiente fue una desilusión teniendo en cuenta que arrancó como candidato.
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