La estoica hinchada de Racing lo festejó como si fuera un título, pero habría que ponerse en el lugar de esos fanáticos para comprender tanta efervescencia: el 2-0 ante San Lorenzo no sólo representa una gran alegría en tiempos aciagos, sino que además le otorga una importante dosis de oxígeno en su cruzada por escaparle al descenso. Racing no ganaba en su cancha desde el 8 de julio del año pasado, cuando goleó 6-0 a Unión de Santa Fe. Racing no conseguía un triunfo oficial desde el 29 de octubre del 2000, cuando superó 2-0 a Almagro por la duodécima fecha del torneo Apertura. Son datos estadísticos, es cierto, pero sirven para entender un poco más por qué los goles de Maximiliano Estévez se festejaron tanto en Avellaneda. El clásico fue más vibrante que bien jugado, pero para los hinchas de Racing, esos masoquistas de la pelota, eso no cuenta. Lo que valen son los tres puntos, la posibilidad de levantar esa autoestima que andaba por el piso tras la caída ante Talleres y el agónico empate frente a Los Andes. En el cuarto de hora inicial, San Lorenzo se adueñó de la pelota y del campo de juego, pero cometió un pecado que suele pagarse caro: no tuvo profundidad ni astucia para quebrar a la última línea local. Racing adoptó una actitud expectante primero y una postura especulativa después, al punto de que, de a ratos, su única arma ofensiva fueron los pelotazos para Luis Rueda y Estévez. A los 36' Rueda volvió a mostrar sus cualidades técnicas al enganchar dos veces ante Eduardo Tuzzio y enviar un centro al primer palo. Por allí apareció Estévez, rápido como una ardilla, para cabecear el balón al gol (aunque en realidad pareció querer mandar un centro) y hacer estéril el desesperado cierre de Aldo Paredes. Cuando reanudaron, Pellegrini colocó a Leandro Romagnoli por Cristian Zurita y su equipo se adelantó unos metros, pero siguió reiterando las mismas fallas del comienzo. Rodríguez estuvo cerca de igualar mediante dos tiros libres en los que Sessa respondió con firmeza. Replegado para jugar de contragolpe, Racing ni siquiera llegaba por esa vía. Hasta que a los 36', y cuando los de Avellaneda esperaban replegados en su propio campo, otra vez el Chanchi Estévez se le escapó a Horacio Ameli y definió con jerarquía ante la salida de Sebastián Saja. Fue la continuación de una fiesta que los hinchas de Racing prolongaron hasta un largo rato después del partido.
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