Año CXXXIV
 Nº 48983
Rosario,
sábado  30 de
diciembre de 2000
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La pata de la comercialización

La concentración de las grandes cadenas de supermercados abocadas a la comercialización y faena de carnes les quita el sueño a los integrantes de la cadena, especialmente productores e industria, que ven en la pata comercial un competidor de peso que no siempre está sujeto a las mismas reglas del juego que el resto de los integrantes del rubro cárnico. Así lo analizan los especialistas que dialogaron con La Capital:
Gonzalo Méndez (gerente de la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe): Es difícil trabajar cuando uno ve que el novillo vale 90 centavos y la pulpa en el súper se vende a 1,99 peso. Evidentemente hay una parte de la cadena que no está cumpliendo con los requisitos y las consecuencias recaen sobre la parte más fina del hilo que es el productor, que es quien ajusta. Hay frigoríficos medianos y chicos que trabajan y hacen las cosas bien. Pagan sus impuestos, exportan, tienen marca, sanidad, pagan puntualmente su hacienda. Lo que pasa que hoy competir en este contexto es muy difícil. Por un lado los hipermercados están realizando tareas que son propias de los frigoríficos, que es el desposte de carne sin cumplir con las condiciones higiénico sanitaria que se les exige a las demás plantas. Segundo, para tener una planta hay que pagar aranceles por cada kilo de carne faenada y muchas veces eso no se cumple. Hay muchos súper que despostan más kilos de carne que un frigorífico mediano y no están pagando ningún tipo de cosas.
Angel Girardi (presidente de Aprocaboa): La presencia de los grandes supermercados en Rosario y la zona, lejos de beneficiar a los frigoríficos y a los productores y al mercado concentrador -es decir a toda la cadena de ganados y carnes- nos afectó. Porque toda esa hacienda viene faenada de afuera. Además, cuando sale carne de acá paga impuestos o aduana interna. Este es el reino del revés. Tenemos que tener un standar sanitario, no mínimo sino único. No puede ser que se fije un estándar para consumo interno y otro para exportación. De lo contrario, se perjudica a quienes integramos la cadena en forma permanente. Porque ellos muchas veces son golondrinas. Un ejemplo de esto es lo que realizó un gran hipermercado, que en noviembre anunció que saldría a vender carne argentina en los 28 países donde estaba presente. El propio sindicato de la carne de Francia, su país de origen, resistió ese ingreso. Las cosas se mejoran incentivando a quien hace las cosas bien.


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