Año CXXXIV
 Nº 48983
Rosario,
sábado  30 de
diciembre de 2000
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Panorama
Ganadería: de la euforia a la depresión
Gabriel Carnevale (Estudio Ganadero Pergamino), Angel Girardi (Aprocaboa) y Gonzalo Méndez (Cámara de Frigoríficos de Santa Fe) analizan la situación del sector

Sandra Cicaré Alvaro Torriglia

La ganadería argentina empezó el 2000 con buena estrella. A la par de la recomposición progresiva del mercado mundial de carnes la Argentina lograba el status de país libre de aftosa sin vacunación de parte de la Organización Internacional de Epizootias (OIE), lo que abría excelentes perspectivas para la colocación de sus productos en plazas hasta ahora vedadas. Sin embargo, el idilio duró muy poco y el fantasma de la aftosa truncó lo que se perfilaba como un año de franca recuperación. La aparición de animales con serología positiva de la enfermedad en el país provocó el cierre de mercados como Estados Unidos y el Nafta, nuevos y muy codiciados por los exportadores nacionales, y puso en tela de juicio las funciones de los organismos de control.
Tras cartón, la reaparición del mal de la vaca loca (encefalopatía espongiforme bovina) en Europa generó una ola de desconfianza entre los consumidores europeos que golpeó de lleno al corazón de la cortes de cuota Hilton, que perdieron en menos de dos meses más del 25 por ciento de su valor.
Tres integrantes de la cadena de carnes, Angel Girardi (presidente de la Asociación de Productores de Carne Bovina Argentina-Aprocaboa), Gabriel Carnevale (veterinario del Estudio Ganadero Pergamino) y Gonzalo Méndez (gerente de la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe) dialogaron con La Capital sobre el camino que recorrió el sector durante este año y las perspectivas de cara al 2001.
-Cuando empezó este año las perspectivas del mercado ganadero parecían buenas, sobre todo con la obtención del status libre de aftosa. Después vino la crisis. Sobre fin de 2000 ¿qué pueden decir, fue un año perdido, empatado o ganado?
Carnevale: Cerramos un año con temas pendientes como el combate de la brucelosis, de las enfermedades venéreas -ya erradicadas en otros países del mundo- y el alto endeudamiento del productor.
Girardi: Más que hablar de un año con resultados es un año con consecuencias y éstas son fruto de la improvisación. Acá se desmantelaron indebidamente las fundaciones de aftosa. Nosotros planteamos que estábamos de acuerdo en que se mantuvieran pero adecuando su nuevo rol a un país sin enfermedad, con lo cual, había que redimensionarlas. Las Unidades Ejecutoras Locales (UEL) muchas veces se transformaron en unidades ejecutoras letales, porque se preocupaban más por recaudar que por cubrir un problema sanitario. Por otra parte, es necesario que haya seguridad. Acá el abigeato está a la orden del día y está condicionando la instalación de la familia rural en el campo, la permanencia de la ganadería y lo que es peor, la rotación. Hay determinados potreros que no se pueden rotar o ir a ganadería porque están cerca de rutas y los animales son susceptibles de robos. Además, hay que desterrar los mataderos provinciales. Al frigorífico le tiene que ir bien para que le pague como se debe al productor. Esto es una cadena y está totalmente debilitada. Es fundamental desterrar el mito de la Hilton. No puede ser que tengan acceso a esa cuota frigoríficos que están concursados, porque eso quiere decir que no le pagaron al productor. Se habla de una past performance a costilla del productor. Muchos de esos ahora le echan la culpa al brote aftósico, al cierre de mercados temporarios. Y por qué no hablan de los productores que dejaron en la calle por no pagarle la hacienda en tiempo y forma.
Méndez: Para la industria, este año apareció como muy promisorio, a partir de dos hechos relevantes. Primero un nuevo gobierno, que siempre viene con cosas nuevas, con ganas de trabajar y hacer cosas y después la declaración de país libre de aftosa sin vacunación. Por otro lado, el hecho de que plantas de primera línea invirtieron y promocionaron sus carnes y encararon una tarea de marketing, incentivó la idea de que algo había que hacer en el mercado interno. Pero a partir de agosto vino la debacle de la aftosa, el cierre de los mercados. Esta era una situación latente y preexistente. El primero que sufrió fue el consumo. Por otra parte, los frigoríficos para poder pagar primero tienen que cobrar y este sector también sufre las consecuencias de la recesión. Además, la fuerte presencia de los supermercados agudizó la situación.
Carnevale: Esta idea de que los argentinos siempre empezamos haciendo algo y luego nos caemos se vio cuando surgió el tema de la aftosa. Entonces se suspendió todo el movimiento de hacienda, lo que provocó que muchos animales sobre los que se estaba trabajando en la identificación de brucelosis terminaran abortando junto con los animales sanos. O sea, este año se dejaron de lado los focos de brucelosis porque la prioridad era aftosa. Creo que se tendría que haber manejado de otra forma. Este es un ejemplo de que a veces queremos arrancar y no podemos.
-¿Cómo creen que se manejó a nivel oficial el tema de la aftosa?
Carnevale: Mal, muy mal.
Girardi: Pésimo. No se puede manejar una crisis a nivel nacional anteponiendo rencillas internas. Esa incomunicación entre Secretaría y Senasa la pagamos los que estamos en el medio. Se pecó de improvisación, de vanidad. Creíamos que éramos los mejores. No nos sirve ser un país libre de aftosa sin vacunación reconocido por la OIE si no somos un país sano y confiable para todo el mundo. Hoy somos un país reconocido pero no confiable.
Méndez: Un tema sanitario nunca puede ser resuelto políticamente. No hay formas de taparlas, las cuestiones sanitarias son eso y no son políticas.
-¿Creen que el tema se manejó en forma transparente?
Méndez: Se manejó políticamente.
Girardi: No tengo temor en ser contundente y creo que se manejó muy mal. Porque se trató de tapar un montón de cosas. Ante el problema hay que diagnosticar y buscar una solución. Si se quiere errar el diagnóstico nunca se va a tener la solución.
Carnevale: Lo que se hizo fue sangrar las tropas, los veterinarios locales lo hicimos. Esa sangre generalmente se mandaba a Buenos Aires porque los laboratorios de cada zona no tenían la forma de hacer los análisis. En Buenos Aires había pasillos llenos de tubos de sangre. No había forma de que se enviaran los resultados en forma rápida. Cuando ésto sucedía habían pasado 15 ó 20 días. Si realmente el problema estaba, daba el tiempo como para que se hicieran los contagios necesarios y por eso hubo zonas con muchísimos problemas. Al romper con el tema de las fundaciones, al estar todo centralizado en Buenos Aires, todo se demoraba.
Girardi: La ganadería argentina se quiere manejar siempre desde Capital Federal y está en el interior del país.
Méndez: En todos los ámbitos del Estado nacional pasa lo mismo, no solamente a nivel sanitario. Se toman decisiones en Buenos Aires y muchas veces los funcionarios no saben cómo reaccionar ante determinados hechos que se producen. Sin ir más lejos, Formosa tendría que estar aislada por todos los problemas que ha tenido. No hay forma de parar el mal, si no tomamos las medidas necesarias.
Girardi: Cuando alguien hace algo mal realmente tiene que haber un castigo porque si no todos los que cumplimos los mecanismos somos los hijos de la pavota. Nosotros pagamos los impuestos y el gobierno no está cumpliendo con su deber y está poniendo en un gran riesgo a todo el sector. No digo que lo que pasó acá en el tema aftosa fue culpa del Senasa pero sí estoy convencido de que acá hablamos toda la vida de que había que controlar las fronteras y eso no ocurrió.
-Alguien compró las vacas que venían del norte. ¿Qué responsabilidad hay en la cadena por el tema aftosa?
Méndez: Hay personas que son culpables por acción, por omisión.
Girardi: El productor que está comprando un animal y lo paga 0,70 peso tiene que pensar que, o la procedencia es dudosa o sanitariamente viene del zoológico más macabro del mundo.
Méndez: Hay denuncias penales. No sabemos cómo están. Sería bueno que esto avance para que se aclare, sobre todo porque hay gente que la pasó mal con esto. No solamente la industria, sino muchos productores que son de zonas netamente ganaderas y de cría que vieron inmovilizados sus campos sin posibilidades de vender su producción, el único recurso que tienen. Pero, por otro lado, hubo un montón de pícaros que son los productores, invernadores y consignatarios que aprovecharon la situación. Esto explota ahora pero es un negocio que venía de hace bastante.
Girardi: En el tema de la aftosa muchas veces hay frigoríficos que se quejan de que quebraron por el brote aftósico, por el cierre temporario de mercados. Yo me pregunto ¿qué frigorífico en la historia de la ganadería argentina aportó cinco centavos para erradicar la aftosa? ¿Qué acción concreta hicieron? Entonces que ahora no quieran ser las víctimas de todo esto porque en definitiva es toda la cadena. Algunos frigoríficos quieren blanquear situaciones fraudulentas echando la culpa a problemas circunstanciales. En Santa Fe hay algunos de ellos.
Méndez: La industria no deja de reconocer el esfuerzo que hicieron los productores contra la aftosa...
Girardi: Sí, pero hay que reconocer que nunca la industria aportó para este tema. Ojo. Quiero aclarar que los productores necesitamos una industria floreciente porque, si no, no va a quedar un solo ganadero.

Las penurias por las vacas
-¿Qué efecto tuvo la caída de los precios de la Hilton?
Méndez: Ese fue el golpe más fuerte. Porque sin duda el temor del consumidor europeo, que tiene capacidad de pago, es mucho más grave que la aftosa. El de la vaca loca es un tema mucho más serio. La Hilton y toda la exportación fuera de cuota era uno de los pocos negocios que realmente tenía rentabilidad bastante segura. No solamente porque la mayoría de la exportación se hacía con un sistema seguro como son las cartas de crédito, sino que tenían un buen precio. Inclusive fuera de cuota. Eso permitía hacer una integración de la res. Hoy los compradores alemanes están congelando las carnes que compraron para las fiestas porque no hay demanda. Por eso, el instituto de promoción tiene que ser dirigido a un consumidor que tiene un buen nivel.
Girardi: Las campañas de promoción deben hacerse en forma permanente, no esporádica.
Méndez: Para que el productor realmente tome conciencia y lleve la bandera de producir más y mejor tiene que tener un beneficio, una satisfacción. Eso es clave y tiene que venir no sólo de la producción misma sino de toda la cadena de valor. Tenemos que aprovechar las ventajas comparativas que tenemos respecto de otros países. La ganadería argentina es eficiente para producir si quiere. Por otro lado, la industria, sigue exportando a pesar de la cantidad de aranceles que se pagan en el mundo para ingresar carnes. O sea que estamos en una eficiencia importante, mano de obra especializada, productos confiables y de buena calidad, precio. Tenemos todos los elementos para salir adelante. Lo que pasa es que hay que coordinar entre los distintos sectores y reconocer a cada uno lo suyo. Pienso que los frigoríficos sin las vacas no son nada y los productores si no tienen a quien venderles tampoco.
-¿La exportación puede ser un negocio permanente?
Girardi: Puede y debe serlo.
Méndez: Lo que tiene el instituto es integrar la res tanto en el mercado interno como externo. Adonde se venda a mejor precio. Esto es un proceso inverso al de la industria automotriz, que a partir de partes arma un auto. Aquí, a partir de una media res, tenés que descomponer en cortes anatómicos las distintas partes del animal y venderlos al mejor precio del mercado.
Girardi: Alguien que está bastante en el tema carnes, primero como carnicero y después haciendo una cadena de súper, como Alfredo Coto, siempre dijo que a cada corte hay que buscarle un novio, y eso es real.
Carnevale: Con el pico de precios de los cereales en el 96, la vaca era mala palabra. Cuando baja la soja hay que buscar el financiamiento para tenerla. Hoy todos los productores en Pergamino querrían tener su lotecito de vaca pero con lo justo pueden financiar los 150 ó 200 dólares de insumos para hacer su cosecha gruesa y de ninguna forma pueden recuperar los 300 ó 400 dólares más la aguada, más la interacción que desarmaron en el 96 porque no hacer soja a 300 dólares en esa época era una locura.
Girardi: La ganadería hoy es dadora de empleo porque aparte de tener el puestero, tenés el alambrador, el molinero, el proveedor. Pudiendo activar toda la materia forestal, el tema postes, alambres, tranquera, balanzas. Es un gran generador de mano de obra. Eso es lo que tiene que ver el gobierno con tasas adecuadas a la actividad. Porque el sistema financiero argentino para el sector agropecuario es perverso.
Méndez: La industria frigorífica por ejemplo no tiene ninguna línea de crédito ni para hacer mejoras ni mantenimiento. Entonces, la variable que queda de financiamiento es el productor, alargando los plazos de pago. Pero la industria tiene sus problemas. También es un segmento generador de puestos de trabajo, casi 40 mil en todo el país. Es complejo, porque si estas empresas que han invertido millones de dólares en modernizarse tienen estos problemas no creo que se endeuden caprichosamente. Es un negocio muy complejo.
-¿Qué se puede esperar para el año próximo?
Méndez: En el mercado externo en cuanto a la industria, si mejora la actividad económica va mejorar el consumo. Realmente hoy el consumo está muy alto, en los 80 kilos per cápita. La carne sigue siendo un alimento barato, sano y nutritivo y una mejora en la actividad económica va a mejorar un poco las perspectivas en general. El levantamiento de la prohibición de ingreso a Estados Unidos y el Nafta va a mejorar mucho y vamos a ver qué pasa con Europa con el mal de la vaca loca y cómo encaramos ese mercado. Puede ser un año bueno el que viene para empezar a mejorar. Hay industrias que están heridas de muerte y no tienen solución ya que no hay rentabilidad posible que les permitan pagar sus deudas.
Carnevale: Un tema preocupante es el nivel de endeudamiento del productor. Si rozo el tema agrícola es porque entre el 30 y 40% de los insumos de la campaña 99/2000 se viene pateando para el 2000/2001. Por otro lado, el cultivo que van a levantar no es todo de ellos y a su vez el campo donde está ese cultivo tampoco es propio. Además, parte de la maquinaria que tienen es financiamiento o el leasing que se toma ahora, donde uno es dueño de las cuotas que pagó y no del tractor que está usando. Entonces, si realmente el productor no cierra la canilla hasta que esto se reactive, lamentablemente muchos campos irán a remate. Además en muchas zonas se sufrieron problemas climáticos. Hay casi 2 millones de hectáreas que no pudieron sembrarse y si bien ahora se están secando, terminarán de hacerlo en enero y febrero. Sugiero al productor que sea muy ordenado porque la reactivación va a ser lenta y mientras tanto la carga financiera va a ser terrible para el 2001.
Girardi: Al tema ganadero en el 2001 lo veo como el año del compromiso. Es que Argentina puede pegar el gran salto para un lado o para el otro y todo depende esencialmente de nosotros. De ahí que instamos a los productores a ser eficientes, a poner la fábrica en pleno funcionamiento, a integrarnos de una vez por todas con la cadena, a tratar de potenciar el efecto multiplicador argentino, dándole la verdadera marca de nuestro producto, la carne argentina llevándola a todos lados. Por eso hago hincapié en el compromiso porque éste tiene que ser del productor y de la industria. Se tiene que eliminar de una vez el abigeato. Veo que la ganadería tiene posibilidades ciertas de crecimiento y el sector agropecuario es el más sensible de la economía del país. Si hay señales y reglas claras va a responder y va a ir para adelante.



Carnevale, Girardi y Méndez, una mesa redonda.
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