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 lunes, 05 de noviembre de 2007  
David, el master...

Superlativo, contundente, eficaz, implacable. Cualquiera de estos calificativos le cuadra a la perfección a un David Nalbandian que volvió a desparramar talento en una cancha de tenis. En otra semana sin fisuras, el cordobés (21º) despachó ayer en sets corridos nada menos que al segundo mejor jugador del mundo, el español Rafael Nadal, a quien venció por 6/4 y 6/0, y se consagró campeón del Masters Series de París. Así, quedó muy cerca del Masters de Shanghai (ver aparte).

   Para el unquillense fue el segundo título del año y el séptimo en certámenes de ATP, ya que hace dos semanas obtuvo el Masters Serie de Madrid, al imponerse en la final al número uno, el suizo Roger Federer por 1/6, 6/3 y 6/3.

   Además, repitió el triunfo conseguido la primera vez que se enfrentaron con Nadal y que fue en Madrid, donde en los cuartos de final se impuso también con contundencia por 6/1 y 6/2.

   Nalbandian le puso así un broche de oro a un final de temporada a toda orquesta, exhibiendo un tenis de alto nivel. Una victoria que se sustentó en la brillantez de sus golpes, con primeros servicios —ganó el 83 por ciento de los puntos— y devoluciones precisas que muchas veces dejaron desairado a un Nadal que se derrumbó después del 0/2 del segundo parcial.

   Nalbandian tuvo 25 tiros ganadores contra sólo 4 del español, mientras que ganó 4 de los break points que tuvo a su favor contra ninguno de su rival.

   Una hora y 8 minutos le fueron suficientes al argentino, que puede meterse entre los doce mejores del ranking, para ganarle a un Nadal, que como ocurriera hace dos semanas en Madrid se mostró impreciso, errático con su segundo servicio —en el primer set ganó 1 de 6— y superado tenísticamente por un imbatible Nalbandian.

   En el primer set el juego se mantuvo equilibrado hasta el 4/4, ya que a partir de allí todo fue de Nalbandian, quien se mostró muy seguro con su saque, con perfectas devoluciones y haciendo correr de un lado a otro de la cancha al español.

   Con el marcador igualado en 4 y con 15-40 y el saque de Nadal, David dispuso de dos break points. No los desaprovechó y quebró. Y luego con el suyo cerró ese primer parcial por 6/4, en 40 minutos.

   El segundo segmento no podía haber comenzado mejor para un Nalbandian agresivo, ya que presionó el saque de Nadal y en el primer game logró romperle nuevamente el servicio con un preciso toque sobre la red.

   El quiebre del partido llegó en el tercer juego, cuando sacaba Nadal 40-0 y el cordobés, presionándolo, lo hizo equivocar, cometer errores. Tras igualar en 40 y tener ventaja el español, el argentino se puso 3/0, con una doble falta cometida por Nadal.

   El partido estaba en manos del argentino, que no bajó el ritmo, siguió siendo preciso con su primer servicio, seguro en las devoluciones y a eso le agregó algunas sutilezas. La faena la remató quebrándole otra vez el servicio en el quinto game y la culminó ganando por 6/0, en sólo 28 minutos.

   La gran obra del maestro se había consumado. David corrió hacia la tribuna donde estaban su coach Martín Jaite, el preparador físico Fernando Cao y su novia. Allí se abrazó con su círculo íntimo. Sabiendo que había dado un nuevo batacazo y que tal como sucedió hace dos semanas en Madrid con el número uno, ayer había sido el dos el que había caído rendido a sus pies. l


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