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 lunes, 05 de noviembre de 2007  
Viajeros del Tiempo - Rosario 1905/1910

Guillermo Zinni / La Capital

Las hazañas de “El Corredor”. El sábado pasado, por la tarde, en la comisaría 7a., en circunstancias que junto con otros “personajes” no menos “conspicuos” del lunfardístico gremio era conducido al reconocimiento el “elecé” Juan Soto (a) El Corredor, ante un descuido de sus cuidadores se dió a la fuga. En cuanto hubo alcanzado la puerta de esa comisaría, Soto salió corriendo cual si llevara alas en sus pies, dejando muy atrás a sus perseguidores, y no paró de correr hasta llegar al vecino pueblo de Alvear. ¡Que buen elemento para un match de resistencia! En Alvear, Soto descansó un rato, esperó el paso de un tren y se coló en este con boleto de perro, es decir, sin pagar. Y claro está: al llegar a Arroyo Seco, el guarda del convoy lo hizo bajar con la policía la que, al reconocerlo, lo remitió al Rosario por el tren siguiente. A Soto parece que no le importa volver a la prisión: “¡Cana más, cana menos!”, dice él. Lo que quería era dejar bien sentada la fama de su alias y lo ha conseguido en esa carrera de tres largas leguas de un solo tirón. Si todos los “raspas” fueran así, la policía debería usar galgos. (1908)



¡Un baño, por favor! Manolito Suárez, un mocito español de 18 años recién venido al Rosario, salió a pasear el domingo por la noche sin rumbo fijo. Llegado a la esquina de Sarmiento y San Luis sintió un malestar estomacal que le hizo buscar un rincón oscuro donde hacer sus necesidades, pero al no encontrarlo se metió sin pedir permiso en una casa de inquilinato de ese paraje. Ubicado el baño, se bajó los pantalones, pero de pronto una lluvia de garrotazos cayó sobre él y lo obligó a ganar nuevamente la calle en situación por demás embarazosa. ¿Qué había pasado? Ciriaco Zapata, el encargado del conventillo, quien ese día había festejado a Baco más de lo regular, creyendo que el mocito era un ratero tomó un garrote descomunal y lo molió a palos. Ahora Zapata duerme la mona en la comisaría y Suárez, aunque dolorido, tiene a su disposición el baño de la Asistencia Pública. (1908)

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