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 lunes, 05 de noviembre de 2007  
El gobierno de Pakistán arresta a cientos de opositores con el estado de excepción

Islamabad.— Más de 1.600 opositores y activistas de los derechos humanos fueron detenidos ayer en Pakistán, un día después de que el presidente Pervez Musharraf decretara el estado de excepción y suspendiera la Constitución. Mientras tanto, el primer ministro Shaukat Aziz anticipó que las elecciones legislativas previstas para enero pueden posponerse al menos un año más. Con este escenario de inestabilidad, la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, dijo ayer que su país tendrá que “revisar” su millonaria ayuda financiera a Pakistán, un aliado clave de Washington en la lucha contra el terrorismo.

   Un portavoz de la opositora Liga Musulmana, del ex jefe de gobierno Nawaz Sharif, dijo ayer en Islamabad que “antes de la salida del sol la policía arrestó a decenas de altos funcionarios y miembros del partido en sus casas”. Según el premier Aziz, “entre 400 y 500 personas fueron detenidas”, aunque los medios hablaban de más de 1.600.

   Entre los que se encuentran bajo arresto domiciliario están el jefe del Movimiento por la Justicia y ex estrella del cricket, Imran Khan, así como la presidenta de la comisión de derechos humanos de Pakistán, Asma Jehangir. También fue arrestado el vicepresidente del partido de Sharif, Javed Hashmi, que había dicho que los días de Musharraf estaban contados.

   

Pedido de elecciones. Partidos y abogados de la oposición anunciaron protestas contra el estado de excepción para hoy. La líder de la oposición, Benazir Bhutto, que hace poco salió ilesa de un brutal atentado, dijo a la BBC que “los partidos políticos piden la restauración de la Constitución y la celebración de elecciones bajo la vigilancia de una comisión electoral independiente. La comunidad internacional debe exigir a Musharraf que restaure el orden constitucional”, señaló.

   Por su parte, Aziz justificó las medidas adoptadas el sábado, argumentando que apuntan a “reforzar el orden jurídico del gobierno y a mantener la armonía entre la magistratura, el Ejecutivo y el Parlamento”.

   Aziz agregó que el estado de excepción será mantenido “tanto como sea necesario, aunque nuestro deseo es sostenerlo el menor tiempo posible”. El premier también anunció que las elecciones parlamentarias, en principio previstas para enero de 2008, podrían aplazarse hasta dentro de un año. “No obstante, todavía no se ha tomado una decisión”, matizó.



Conflicto de poderes. El sábado Musharraf decretó el estado de excepción, suspendió la Constitución y nombró a un nuevo titular de la Corte Suprema. En el puesto del hasta ahora máximo juez de la corte, Iftikhar Chaudhry —conocido por su oposición a Musharraf— fue nombrado el jurista Abdul Hamid Dogar. Asimismo, en el decreto del presidente se prohibió a los tribunales del país emitir fallos contra el mandatario, que justificó la medida con la inestabilidad que vive el país.

   El tribunal estaba a punto de anunciar su decisión acerca de si Musharraf tenía derecho a presentarse para su reelección a principios de octubre. La oposición calificó de ilegal su candidatura por ser también jefe de las fuerzas armadas, algo que prohibe la Carta Magna. Musharraf consiguió entonces ser confirmado por otro mandato por el Parlamento, en una elección boicoteada por la oposición.

   En tanto, el juez Chaudhry se negó a acatar la orden presidencial, y encabezó un grupo de siete miembros de la Corte Suprema que declaró la medida anulada, antes de que su reemplazante jurara el cargo. La mayoría de los jueces en todo el país también se opusieron a la medida. Según los medios, algunos de ellos fueron sometidos a arresto domiciliario.



Rechazo internacional. La comunidad mundial respondió a las medidas de Musharraf con un rechazo generalizado. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, pidió ayer “un rápido retorno al orden constitucional” en Pakistán y moderación a todos los partidos. También dijo que Washington revisaría su ayuda financiera de miles de millones de dólares a Islamabad, después del estado de emergencia declarado por Musharraf.

   “Vamos a tener que revisar la situación con la ayuda, porque tenemos que ver lo que podrían provocar ciertos estatutos”, declaró Rice.

   Pakistán ha recibido cerca de 10.000 millones de dólares de ayuda estadounidense desde 2001, gran parte en asistencia para la lucha contra el terrorismo.

   Rice no dijo qué asistencia se revisaría, pero dejó en claro que hay continuas preocupaciones contra el terrorismo dentro y alrededor de Pakistán que deben enfrentarse. Este año Islamabad está recibiendo aproximadamente 700 millones de dólares en ayuda económica y militar de EEUU, y se espera que en 2008 obtenga más de 800 millones. También recibe millones de dólares en asistencia para la lucha contra el terrorismo. l
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