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 lunes, 05 de noviembre de 2007  
Brasil gastará 2.200 millones de dólares en cazas de última generación

Brasilia. — El gobierno brasileño de Lula decidió la compra de 36 aviones caza de última tecnología, a un costo cercano a los 2.200 millones de dólares. El gasto, que pondrá a Brasil a la cabeza de la tecnología militar en Sudamérica, es una respuesta al creciente armamentismo de la vecina Venezuela, que bajo el presidente Hugo Chávez se ha embarcado en compras espectaculares que rompieron el balance militar regional. Venezuela “se está armando hasta los dientes”, dijeron militares brasileños al diario O Estado de Sao Paulo, que publicó la primicia.

   La autorización para que las fuerzas armadas inviertan en nuevos aviones caza partió directamente del presidente o Lula da Silva. Según el ministro de Defensa, Nelson Jobim, el gobierno no realizará la compra mediante el clásico modelo de licitación, en el que se compra el mejor producto por el menor precio, sino que las llamadas “compras iniciales” se realizarán a las empresas que ofrezcan el mejor plan de transferencia de tecnología. El objetivo del gobierno de Lula es transformar esas “compras iniciales” en el “embrión” de una política industrial.

   Brasil es hoy el único país sudamericano con una importante industria aeronáutica y aeroespacial. Tiene por lo tanto espaldas para emprender un programa de transferencia tecnológica militar de este nivel. “Queremos un plan estratégico de defensa nacional que tiene que estar de acuerdo con el desarrollo nacional, vinculando la cuestión a toda la política industrial y a la creación de un parque industrial de Defensa”, manifestó Jobim.

   Para renovar la flota aérea militar, hoy muy envejecida, el plan es adquirir cazas de “quinta generación”, los más avanzados del mundo. Entre los modelos que la aeronáutica está analizando aparece en cabeza el Eurofighter, ofrecido por el consorcio formado por Alemania, España, Gran Bretaña e Italia; luego se mencionan al sueco Grippen, el ruso Sukhoi-35 y el francés Rafale. Por tecnología, el Eurofighter y el Rafale sacan ventaja al resto, aunque su precio es intimidante: 70 millones de euros. El Eurofighter es tan nuevo que está todavía entrando en servicio en las fuerzas aéreas de los países que conforman el consorcio que lo construye. Los oficiales brasileños también estudian al estadounidenense F-35. Es el único de la lista que posee tecnología stealth, que lo hace “invisible” al radar. Pero a diferencia del Eufofighter y el Rafale, es monomotor, lo que implica ciertas limitaciones operativas.



Cambio de escenario. En cualquier caso, la llegada al escenario sudamericano de aviones como estos conllevará un cambio radical. Ningún país de la región posee cazas de quinta generación. Chile compró diez F-16, un avión extraordinario, pero que EEUU piensa sustituir pronto (con los F-35, precisamente). Venezuela compró a Rusia 24 Sukhoi-30, un potente caza bimotor de alta prestación. Pero el punto débil del material ruso es su dificultad de mantenimiento y baja fiabilidad, sumadas al retraso tecnológico en el campo del diseño stealth (si bien el Eurofighter y el Rafale no entran plenamente en esa categoría, poseen materiales que disminuyen su señal de radar).

   “Francia siempre fue la mejor socia (de Brasil). Sobre Rusia, uno sabe de las dificultades existentes y no sabe lo que va a suceder en diez años para que podamos garantizarnos los repuestos. EEUU tradicionalmente no transfiere tecnología”, analizó el diputado oficialista José Genoino, interlocutor para asuntos de Defensa en el Congreso. l
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