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 domingo, 04 de noviembre de 2007  
Ideas para evitar el derroche de energía
Dos arquitectos quieren reglas estrictas en el Código Urbano para los grandes edificios

“Habría que cortarle el servicio de luz a los grandes y costosos edificios si consumen más de un tope anual fijado por el Estado, como se hace en Brasil”, propuso el arquitecto e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Jorge Czajkowski. “Aunque puedan pagarlo, porque ya deja de ser un problema de ellos para convertirse en un problema de Estado”, agregó Fabián Garreta, arquitecto y responsable del área de medioambiente y eficiencia energética de la Ciudad de Buenos Aires.

Los especialistas estuvieron en Rosario en un encuentro del Taller Ecologista sobre la necesidad de implementar políticas municipales en favor de la racionalización del uso de la luz. Allí, agregaron ingredientes al debate sobre el nuevo Código Urbano para la ciudad.

—En Rosario se viene pidiendo racionalización en el consumo de energía, pero las nuevas tecnologías provocan justamente un resultado inverso. ¿Cómo se resuelve esa paradoja?

F. G. —En nuestra cultura se tiende a un mayor uso de energía, no así en los países centrales, hay que empezar a emular esas costumbres.

J. C. —Es que no hay energía para todos. Y, sin hacer apología del incremento de tarifas, la energía está a un precio vil, lo que hace casi imposible generar conciencia ambiental de utilizarla como un recurso escaso. Nuestras represas están secas y hay menos agua en la Cordillera y en las cuencas de los ríos que vienen de Brasil, ya que ese país hace un aprovechamiento mejor del recurso. Por otra parte, también es real que derrochamos.

—En el primer semestre del año se habilitaron casi 300 nuevos edificios en la ciudad y no aparece una planificación para ver de qué modo la infraestructura urbana puede absorber esa nueva realidad.

F. G. —Se debería hacer de inmediato un estudio de impacto ambiental y urbano, si hay suficiente agua, electricidad y desagües. En Buenos Aires, se exige a determinados edificios la construcción de plantas transformadoras, es una alternativa.

—Estos estudios podrían significar un choque entre la presión del mercado y el rol del Estado.

F. G. —El mercado debería estar supeditado a la evaluación de impacto ambiental. Cada obra debe tener un ente de control que apruebe o no el proyecto. No es sencillo porque en Rosario, como en Buenos Aires, la construcción es una de las patas de la reactivación económica.

J. C. —El Estado tiene que pensar en la totalidad de la población y no sólo en los intereses de sectores que tienen excedentes de recursos y los vuelcan a lo más rentable: la inversión inmobiliaria. Se debe exigir un cambio radical para que el que más tiene y más consume pague más.
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