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 sábado, 15 de septiembre de 2007  
Bush gana la pulseada con los demócratas por Irak
Pese a su gran impopularidad, pudo imponer esta semana una retirada mínima de las tropas

Washington. — La “semana de Irak” transcurrida en Washington, o sea, el maratón de comparecencias en el Congreso y el discurso televisado a la nación dado por el presidente George W. Bush, lo tuvo como claro vencedor. Pese a su impopularidad y al cansancio del público con el conflicto, Bush consiguió imponer sus planes para la guerra en el país árabe, doblegando los esfuerzos de la oposición demócrata en el Congreso.

   Los datos defendidos por la Casa Blanca, cifrados en el cumplimiento de nueve de los 18 criterios en un informe entregado ayer al Congreso, son objetados por la mayoría de la prensa y la oposición. La impopularidad de la guerra y del presidente siguen rozando cifras récord, y los medios son cada vez más escépticos sobre lo que dice el mandatario.



Más tiempo.  Pero la realidad es que, como dice el diario USA Today, Bush “está consiguiendo lo que quiere en Irak: más tiempo”. El Washington Post, opuesto a las decisiones de Bush sobre la guerra, reconoció también que las ideas delineadas en su discurso a la nación del jueves son “el plan menos malo. La estrategia a largo plazo del presidente es menos arriesgada que las alternativas”, planteadas por la oposición.



Logro en el Senado. Lo más importante es que Bush parece haber convencido a los republicanos más dubitativos en el Senado, y que son el fiel de la balanza de todo el Congreso: los demócratas cuentan con mayoría en la Cámara alta, pero no llegan a los 60 votos sobre 100 que se necesitan para bloquear un veto de Bush.

   El propio senador demócrata y precandidato presidencial Barack Obama admitió esta derrota numérica: “Nos faltan quince votos. Y no parece que vayamos a conseguirlos”.

   Con la seguridad que le aportaron los informes ante el Congreso del general David Petraeus, máximo jefe militar en Irak y profesional muy respetado, y del embajador en Bagdad, Ryan Crocker, figura de gran prestigio en el mundo diplomático, Bush logró presentar como una evolución la retirada _condicional_ de 30.000 soldados para julio-agosto de 2008. Pero en verdad no es una retirada, sino simplemente el retorno de los refuerzos enviados este año para lanzar la ofensiva diseñada por Petraeus en Bagdad y la pronvicia sunita de Anbar.

   Además, según reconocen los mandos militares, la reducción de tropas iba a ser ineludible de cualquier forma a partir de abril, sencillamente porque no existen refuerzos para sustituirlas.

   Con todo esto, Bush se ha casi garantizado que cuando deje el cargo en enero de 2009 la presencia militar en Irak sea prácticamente la misma que cuando los demócratas asumieron el control del Congreso a fines de 2006, bajo la consigna de “traer de vuelta a nuestros soldados”. l


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Bush almorzó ayer en una base de marines y luego se fue a pasar el fin de semana a Camp David.



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