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 domingo, 20 de mayo de 2007  
La historia de un pibe que murió en medio de un juego absurdo
Rubén Darío Fernández tenía 15 años. Hace una semana un tiro le partió la cabeza

“Las armas la carga el diablo y las descargan los boludos. Eso fue lo que pasó con mi sobrino”. Así, con una descarnada simpleza, Rubén sintetiza la muerte de Rubén Darío Fernández, su sobrino de 15 años que el pasado el 11 de mayo, en la parte trasera de un ranchito ubicado en el barrio Acíndar, recibió un fatal disparo en la cabeza cuando jugaba con otros dos chicos de 12 y 13 años. “Me duele que mi sobrino haya muerto así, porque no se lo merecía. Era un pedazo de pan. No se metía con nadie y no tenía maldad. Era un pibe que jamás manipuló un arma”, explicó Alicia, la esposa de Rubén.

   La muerte de Rubén es un caso resuelto para la policía. El viernes 11 de mayo el pibe jugaba detrás de un ranchito donde la vía muerta que cruza Avellaneda al 4500 se hace llamar La Vincha. Estaba con Darío, de 12 años y Alexis, de 13, otros dos chicos del barrio. Pero hubo algo anormal. Según contó Damián, Alexis llevó a la cita una pistola con la que se puso a pavear. Rubén estaba sentado en un pequeña reposera, con su cara al sol, cuando un estampido rompió la calma y una bala le impactó en la cabeza y terminó con su vida. El miedo hizo que los dos pibitos que estaban a su lado salieran corriendo. “La carita que tenía mi sobrino en el cajón era de sorpresa. En el rostro se le notaba que el disparo lo sorprendió. No se la esperaba”, relató el tío Rubén, de 35 años, quien vive en el Fonavi lindante con la vía muerta.


Ajuste no
Rubén es hermano de Daría, la mamá del chico muerto, y homónimo de su sobrino. “Mi hermana, en un momento de nerviosismo, dijo que lo habían matado en un ajuste de cuentas. Y todos sabemos qué es lo que eso quiere decir. Por eso nosotros no podemos permitir que mi sobrino quede manchado y que la gente se piense que porque vivía entre gente que es más pobre que los patos, era un delincuente. Era un pan de Dios, que changueaba para ayudar a su hermano. Era un buen pibe”, explicó este hombre que se gana la vía colocando membranas asfálticas en los techos de las casas.

   Fue en la vivienda de Rubén y Alicia donde los familiares del pibe contaron su desgracia. Pero al lugar también se acercaron Adriana, la mamá de Darío, el único testigo de lo que sucedió, y Miriam Fernández, otra de las tías del chico muerto. “Estoy acá para que quede limpia la memoria de Rubén y para contar qué fue lo que mi hijo vió. Rubén era un nene bueno”, explicó Adriana, una mujer de 38 años, madre de cuatro hijos.


Un juego absurdo
Fue ella quien al enterarse de lo ocurrido llevó a su hijo Damián a la seccional 18ª para que contara lo que había pasado. Fue la misma tarde de la muerte de Rubén. “Damián llegó blanco a mi casa y le dijo a mi hija de 20 años: «Nadia, bajá la música que te voy a contar lo que pasó». Entonces le relató que estaba jugando con Alexis y con Rubén. Una hora y media antes habían estado en mi casa jugando con la computadora”, rememoró Adriana. “Damián te repite siempre lo mismo: Alexis subió a su casa a buscar un sanguche y cuando llegaron al patio de la casa donde pasó todo, sacó el arma de la cintura y jodiendo los empezó a apuntar. Le gatilló a mi hijo, le gatilló a Rubén y las balas no salieron”, explicó.

   “En un momento Damián le dijo: «No me gatillés más» y le sacó el arma. No se cómo hizo, pero mi hijo le sacó el cargador y le devolvió el arma. Alexis siguió jugando con el arma, no gatillando, sino que jugaba con el martillo de la pistola. «Basta Alexis. Llevate eso a tu casa», le dijo Damián y el nene le pidió el cargador. «Yo te doy el cargador, pero vos te la llevás», le dijo Damián. Y se lo dio. Alexis lo agarró, puso el cargador y se colocó la pistola debajo de la campera. Y así los siguió apuntado. Primero a mi hijo y el tiro no salió. Después a Rubén, y el disparo salió”, contó la mujer con angustia.



Sin rencor. Si bien Alexis, quien fue localizado72 horas después del homicidio y puesto a disposición del Juzgado de Menores 3ª, quedó marcado por la muerte de Rubén, nadie habló de él con rencor. “Me duele que mi sobrino no haya tenido una buena infancia y que haya perdido la vida así. Nosotros queremos que la Justicia haga algo. Porque hoy murió Rubén, mañana puede ser el hijo de ella y pasado puede ser mi hijo”, agregó Alicia.

    “No queremos que porque Alexis es menor (y no punible por su edad) vuelva al barrio mañana como si nada hubiera pasado. Queremos que lo atienda un médico o un psicólogo, porque esa criatura no está bien. Algo le pasa. Queremos que lo trate un profesional”, dijo la tía del chico muerto y agregó: “A Alexis no le tenemos odio, porque no sabemos qué se le cruzó por la cabeza para llevar un arma. No sabemos nada de su vida... Pero nuestro Rubén está debajo de la tierra y de ahí no lo podemos sacar. Y no se merecía un final así”, reflexionó Alicia.
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El hecho ocurrió en una precaria casilla de barrio Acíndar.

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