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 domingo, 20 de mayo de 2007  
Nutrición
Para la piel, lo mejor es comer sano y variado
Una alimentación que aporte todos los nutrientes beneficia la salud cutánea

Una piel saludable, de aspecto lozano y luminoso, no sólo se obtiene aplicándole cremas, lociones y geles. Un factor clave para su cuidado es una alimentación variada y equilibrada, que le aporte todos aquellos nutrientes que requiere para mantener un buen aspecto. Y también su funcionalidad, ya que en definitiva la piel no es otra cosa que la primera barrera con la que cuenta el organismo para defenderse de las múltiples agresiones del medio ambiente.

“Si una persona se alimenta en forma saludable, eso se verá reflejado en el funcionamiento de su organismo, incluida la piel, que se verá más lozana, fresca y luminosa”, señaló la licenciada Cristina Banzas, nutricionista del Grupo Educador en Salud y Alimentación (GESA). “La textura y el color de la piel reflejan ambos el estado de salud y nutrición del individuo”, confirmó la doctora Mónica Katz, médica nutricionista, actual directora del posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro.

Pero entonces, ¿cuáles son aquellos nutrientes presentes en los alimentos que no pueden faltar en la dieta? “Comer sano comienza por la base de la pirámide alimentaria, sin olvidar una buena ingesta de agua”, señala Banzas. Se considera que entre 8 y 10 vasos diarios son una cantidad suficiente que aseguran que el riñón eliminará las sustancias de desecho del organismo.”

“Existen alimentos completos o nutrientes contenidos en ellos que tienen efectos benéficos sobre la salud cutánea como las proteínas, vitaminas, carotenoides, folatos, minerales, oligoelementos, ácidos omega 3, flavonoides y zinc”, enumera la doctora Katz. Las vitaminas A, C y E, por ejemplo, tienen efectos antienvejecimiento cutáneo y brindan una protección natural contra el fotoenvejecimiento que resulta de la exposición a la radiación solar. La vitamina E, además, mejora el funcionamiento del sistema inmunológico por lo que su consumo disminuye el riesgo de infecciones de la piel.

 “Las isoflavonas, por su parte, son antiaging y fotoprotectoras, y mejoran el grosor de la piel y la protegen de la fotocarcinogénesis (formación de tumores cutáneos), agregó la doctora Katz. EL zinc es un factor esencial de más de 90 sistemas enzimáticos, y su deficiencia produce alteraciones en el crecimiento y el recambio celular de la piel.”



Armónica y adecuada

Cumplir con los requerimientos nutricionales que permiten mantener la piel sana es posible mediante una dieta lo más variada posible que incluya alimentos de todos los grupos, clave para asegurar una ingesta adecuada de todos los micro y macronutrientes. “No hay que creer que para tener una piel saludable hay que hacer una dieta austera sólo con frutas y verduras”, subrayó la licenciada Banzas. La alimentación debe ser armónica y adecuada al momento biológico de cada persona, baja en grasas saturadas y trans, prefiriendo los alimentos naturales a los procesados.

“La piel refleja los efectos del estilo de alimentación, y, por ende, de los déficits o excesos”, aseguró la especialista en nutrición Mónica Katz. “La palidez, por ejemplo, sugiere la presencia de anemia que se produce como resultado de la falta de hierro, de vitamina B12 o de ácido fólico; mientras que una piel amarillenta puede indicar un exceso de betacarotenos (lo que es habitual en los bebés a los que se los alimenta casi exclusivamente con calabaza o zapallo)”, ejemplificó la licenciada en nutrición Cristina Banzas.

Entre los déficit alimentarios que se traducen en problemas cutáneos, las dermatitis en las que la piel se descama, al igual que la seborrea nasolabial, son síntomas de la falta de vitaminas. La presencia frecuente de moretones pueden deberse a una deficiencia de vitamina C. Esta es crucial para el metabolismo del colágeno que constituye los tejidos cutáneos, por lo que su carencia también da lugar a problemas de cicatrización y de regeneración de la piel.
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