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 domingo, 20 de mayo de 2007  
Yo creo: "El mafioso de ficción es otro villano"

Pedro Squillaci / Escenario

No debe ser fácil trabajar con negocios sucios, pero mucho peor será hacerlo contra el deseo propio. "El capo" tiene un subtítulo que marca la tendencia de la tira de Telefé: "Mafioso contra su voluntad". La frase pinta la realidad de Omar Yariff, el personaje cuyo nombre alude al famoso actor de "Doctor Zhivago", y que es encarnado por Miguel Angel Rodríguez. Para los autores tampoco fue sencillo pensar a Rodríguez como un capomafia. Es un hombre que tiene adosada la máscara del humor, y no de un corrupto. Por eso Marcelo Camaño y Adriana Lorenzón, la exitosa dupla autoral de "Montecristo", le dieron una vuelta de tuerca a esta historia, respetando básicamente las características expresivas del protagonista. Y no se equivocaron. Hoy "El capo" es una tira instalada en el competitivo horario central de la televisión y no se baja de los cuatro o cinco programas más vistos. Lugar que comparte con "ShowMatch", "Gran Hermano" y "Susana Giménez", tres titanes de la pantalla chica. La diferencia con estos programas, consolidados en el gusto del televidente, es que la tira de Telefé Contenidos les gana por varios cuerpos por su calidad artística. No sólo los vericuetos de la mafia se abordan en esta trama, sino también el cruce entre las colectividades italiana, judía y turca, que paradójicamente pintan la esencia genética de los argentinos, y el humor limpio de los que juegan sucio. Ese contraste es un acierto de la comedia dramática que se estrenó esta semana. Los villanos con costados sensibles, lejos de los malos que supo vender la televisión desde que las imágenes eran en blanco y negro. Es una manera de seguir la línea de Lombardo en "Montecristo", encarnado por Oscar Ferreiro, o de Dobal en "Resistiré", que protagonizó Fabián Vena. Pero la apuesta va más allá. El mafioso de "El capo" es un tierno, que tiene mano dura

si es necesario pero que arranca una sonrisa si la situación lo exige, como cualquier mortal. Las dos caras de una misma moneda.
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