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 jueves, 03 de mayo de 2007  
Las esperanzas por el cambio generacional

París. - Gane quien gane las elecciones presidenciales el próximo domingo -la socialista Segolene Royal o el conservador Nicolas Sarkozy-, lo concreto es que una nueva generación llega a la cabeza de Francia, a tono con el deseo de cambio profundo del electorado. Sarkozy, con 52 años, o Royal, con 53, sucederá a Jacques Chirac que, a los 74 años, optó por no aspirar a un tercer mandato.

"Entre los franceses hay una profunda expectativa de cambio", dijo Emmanuel Riviere, del instituto de sondeos TNS-Sofres. Las encuestas indican que entre siete y ocho de cada diez franceses se sienten "mal gobernados", y tienen la impresión de que sus dirigentes no han dado con las claves para responder a los problemas del país. "Los franceses tienen ganas de sangre nueva", resume la politóloga Mariette Sineau, para quien la generación de Chirac se ha quedado políticamente "sin aliento".

Es la primera vez desde 1969 que los dos finalistas se estrenan en lides presidenciales, aunque ambos son profesionales de la política: tres décadas para el candidato de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), y un cuarto de siglo para la abanderada del Partido Socialista (PS). Sus perfiles se diferencian de sus predecesores de la V República (que fueron "salvadores" o "herederos", según el analista Alain-Gerard Slama), y ambos tuvieron que sortear una carrera de obstáculos para lograr una estatura de "presidenciable".


Desafíos
Sarkozy asumió las riendas de la UMP en contra de la voluntad de su fundador y ex mentor Chirac mientras que Royal inició su campaña al margen de su partido liderado por su compañero y padre de sus cuatro hijos François Hollande y venció a los elefantes del PS en las primarias internas para la investidura

Ninguno de los dos está asociado con la forma de gobernar desde hace 20 años, pese a haber desempeñado varios cargos ministeriales. Sarkozy privilegia la "acción" y "la cultura del resultado", como demostró en el ministerio del Interior. Royal también eligió un modelo de liderazgo nuevo: la democracia participativa basada en "la inteligencia colectiva" de sus compatriotas, que son los "mejores expertos" de lo que les conviene.

Más allá de su forma diferente de enfocar el liderazgo, los dos son considerados más pragmáticos que sus predecesores y menos ideológicos. De todas formas, es demasiado pronto para saber si la llegada al poder de uno de estos dos quincuagenarios, nacidos después de la Segunda Guerra Mundial al igual que la mayor parte de los dirigentes europeos, sepultará la tradición de longevidad política en Francia o será un paréntesis, como lo fue la elección de Valery Giscard d'Estaing en 1974, a los 48 años.
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