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 miércoles, 11 de abril de 2007  
El crimen del docente neuquino

El grito de los guardapolvos
¿Indignación? ¿Bronca? Es difícil definir lo que uno siente cuando ve o lee noticias como la inescrupulosa represión que debieron sufrir maestros y profesores en Neuquén y Salta. A veces pienso que vivimos en una democracia a medias. Pero vale la pena hacernos la pregunta: ¿vivimos en una democracia a medias o ni siquiera gozamos del derecho a una democracia? Al ver las imágenes se me puso la piel de gallina. Sentí que volvíamos al pasado, a ese oscuro período de nuestra historia marcado a fuego y sangre por la cultura del miedo y el silencio. Una fila de uniformados, con sus cascos y sus armas, adoptando una actitud soberbia, frente a otra de maestros cuya única arma era la voz, la voz de justicia. ¿Es concebible una cacería tan sangrienta como aquella que se cobró la vida de Carlos Fuentealba, un obrero de la educación que luchaba por una causa que, lamentablemente, involuciona? Soy alumno de una carrera docente y, lógicamente, me preocupa el futuro de los educadores en nuestro país. Reflexionemos. Comprometámonos. Es hora de que le demos a la educación el lugar que se merece.

Marcos David Valenzuela, DNI 32.198.397

Adiós a un maestro
Otra vez la mano negra de la policía se cobró la vida de un docente argentino. Un docente neuquino como tantos otros docente, a quienes nosotros le debemos gran parte de nuestra educación y formación. ¿Cómo entender los caprichos políticos que intentan imponer como sea un techo salarial miserable cuando ya todo el mundo sabe que la inflación se desbocó y cuando por la manipulación de las cifras en la cuenta real no alcanza para vivir y comer? Recordar que estamos en un país en democracia no es cosa menor, porque Carlos Fuentealba, un luchador como tantos de nosotros, dejó su familia y sus hijos para estar ahí para protestar, luchar y expresarse porque la libertad de expresión es un derecho adquirido. Todavía tenemos que lamentar que con toda impunidad maten a inocentes. La “mano dura” ya pasó, pero los fantasmas siguen dando vueltas. Demasiado sufrimos los argentinos con los golpes de estado, las Malvinas, el atentado a la Amia y cuántas cosas más. Los argentinos estamos golpeados, paren la calesita que me quiero bajar.

Sandra Marisa Taverna, DNI 25.381.432

[email protected]

Algo está muy mal en el país
La única salida y base sólida que tiene un país para crecer y pensar en un futuro digno para las generaciones futuras es la educación, desde los lugares y ámbitos más pudientes hasta los más recónditos y humildes de nuestro territorio. Justamente en un sitio humilde y casi inhóspito, el maestro y compañero Carlos Fuentealba, con todo sacrificio y corazón, entregaba horas de su vida para educar a nuestros hijos. Pero una vez más una bala asesina, de las tantas que terminaron con la vida de muchos luchadores de nuestro país que reclaman nada más y nada menos que un salario digno y justo, puso fin a los interminables sueños de Carlos. En muchas provincias de nuestro país aún no habían comenzado las clases, pero el ministro Filmus ya había lanzado su candidatura en la ciudad de Buenos Aires. El presidente Néstor Kirchner, cómodamente descansando en su Calafate, simplemente se atenía a decir que lamentaba lo sucedido en Neuquén. El asesino, cobarde y mentiroso del gobernador Sobisch buscaba un justificativo a tan demencial acto y asesinato, queriendo explicar lo inexplicable. Algo está muy mal en nuestro país, se avizoran horizontes muy oscuros.

Omar Beltrán, DNI 18.279.650


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