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jueves,
01 de
marzo de
2007 |
Alejo, entre balbuceos y señas
Alejo atiende el teléfono, saluda y le pasa el tubo a su mamá, que traduce su balbuceo. "Te dijo hola", aclara. De fondo se escucha el barullo del nene y de sus tres hermanos: Bruno, de 9; Tomás, de 3; y Mauro, de poco más de uno.
Su mamá, de 32 años, y su papá, de 33, lamentan "mucho" que su nene haya tenido que abandonar los tratamientos y las calibraciones periódicas de su aparato cuando, según dicen, eran visibles sus avances.
"El habla muy poco porque el implante fue tardío, pero aprendió solo a leer los labios y se comunica bien con lo visual, comprende perfectamente películas como El Señor de los Anillos. Es más, con el aparato comenzó a escuchar y a decir algunas cosas. Hasta hace unos meses, por ejemplo, le tenía que pedir que se lavara las manos apoyándome en señas, pero últimamente no era necesario", dijo la mamá.
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