Alitalia busca inversores privados para poder despegar

Se abrió el pliego de ofertas para adquirir la aerolínea

Milan. - Italia abrió ayer un proceso de ofertas por la aerolínea estatal Alitalia, con la esperanza de que los inversionistas privados logren revivir a la debilitada compañía, que da pérdidas, luego del fracaso de las sucesivas inyecciones de ayuda fiscal.

Italia llamó a la presentación de ofertas por al menos el 30,1% de las acciones de Alitalia (AZPIa.MI) y hasta por el 49,9% en total que pertenece al Tesoro. La fecha límite para la entrega de propuestas es el 29 de enero de 2007, dijo el comunicado en la página de internet del Tesoro italiano.

Según los términos del proceso llevado a cabo por la autoridad, los compradores necesitarán tener un capital social de al menos 100 millones de euros (131 millones de dólares). Así también deberán tener una participación mínima del 30,1% de la aerolínea, hasta que cumplan los objetivos de su plan industrial, y mantener la "identidad nacional" de la empresa.

Bajo la ley italiana, la adquisición de más del 30% de una compañía exige que el comprador haga una oferta pública por el resto de las acciones en circulación.

Alitalia, que tiene una capitalización de mercado de 1.370 millones de euros, no ha obtenido ganancias operativas en los últimos cinco años. La última vez que reportó una utilidad neta fue en 2002 y se debió a que la aerolínea holandesa KLM le pagó 200 millones de euros para romper una alianza.

Desde su designación en 2004, el presidente ejecutivo Giancarlo Cimoli se enfrentó en sucesivas oportunidades con los 10 sindicatos de la aerolínea, dado que recortó un quinto de los empleos y dividió en dos a la compañía, ya que ubicó el área de servicios y mantenimiento en una firma distinta llamada AZ Servizi, con el objetivo de venderla.

Sin embargo, Alitalia sigue reportando pérdidas. A raíz de un legado de decisiones de compras hechas por motivos políticos, opera cinco tipos de aeronaves diferentes, fabricadas por cinco firmas distintas, lo que multiplica los costos de mantenimiento y de entrenamiento de pilotos.

Además, debido a presiones locales y políticas, posee dos centros de operaciones, en el aeropuerto romano de Fiumicino y el Malpensa de Milán.