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 domingo, 11 de junio de 2006  
Astrología: dueños del destino

La astrología, que existe desde tiempos remotos, se convirtió en un arte práctico y público en los primeros siglos antes de Cristo. Los griegos la transformaron tal como hoy la conocemos, añadiendo a la contemplación de las estrellas y su misterio, la filosofía, la geometría y el pensamiento racional. Desde entonces hubo algunos que la atacaron y otros que la defendieron. Entre los científicos que la practicaron se mencionan Kepler, Francis Bacon, Benjamín Franklin, Lord Napier (inventor de los logaritmos), y el psiquiatra Carl Jung que la usó como herramienta psicológica.

El nombre de astrología, a lo largo de su historia, abarca desde una vaga aceptación de la influencia de las estrellas en la vida de los hombres, hasta predicciones precisas y fatalistas (fue mucho más privada que pública hasta mediados del siglo XX). Han existido dos maneras de abordar la astrología que no siempre estuvieron bien delineadas: una rígida y determinista que supone un destino inexorable y ajeno a la voluntad humana, y otra abierta o flexible sintetizada en la máxima de Santo Tomás: "Las estrellas inclinan pero no obligan, lo que se tiene en cuenta es la libertad moral del hombre."

También hubo astrólogos con distintos enfoques, más racionalistas o científicos; otros humanistas, espirituales o esotéricos. Si bien no se la puede enmarcar dentro del paradigma de lo que se entiende por ciencia, la astrología no es un arte adivinatorio, aunque hay quienes la quieran utilizar de ese modo. Antiguamente la palabra horóscopo se utilizaba para nombrar al mapa astral, actualmente y la más usual, es la que trata las generalizaciones sobre los signos del zodíaco (lo más superficial de la astrología).


Diversas corrientes
Alan Leo, astrólogo de principios del siglo XX enmarcado en la corriente esotérica, decía que si bien admitía el uso de la astrología para predecir el resultado de algunas cosas, no le parecía que se le debía atribuir más importancia a los acontecimientos que a las causas. Para él esto determinaba la diferencia entre el astrólogo exotérico y el esotérico. El primero fatalista, creyente de la vida escrita como en un mapa sin ninguna clase de control por parte el hombre, y el esotérico que sabe que el destino no es ajeno a la vida interior, sino que lo que se siembra se cosecha, y que se puede llegar a ser dueño de ese destino porque la "esencia divina" reside adentro del ser humano. Alan Leo pensaba como los chinos, o sea que el carácter va "construyendo" el destino, es decir que el hombre participa en esa construcción a través de su libre albedrío.

En la modernidad, a partir de mediados del siglo XX, la astrología se renovó con los escritos del filósofo norteamericano Dane Rudhyar, con astrólogos de formación humanística y psicológica y con los aportes de la psicología moderna. Actualmente, en general, los astrólogos rechazan la idea de que el destino es inalterable, y utilizan el mapa natal como una suerte de guía para transitar la vida, como una herramienta de autoconocimiento sosteniendo que las estrellas aportan cierta orientación con respecto al carácter, e incluso en relación a tendencias futuras, ofreciendo la libertad de modificar el futuro de acuerdo a una mayor conciencia de la propia realidad.

Stephen Arroyo autor del libro "Astrología, psicología y los cuatro elementos" expresa que "la astrología es un lenguaje que describe las energías que activan a un ser humano; y el método más exacto con que contamos para describir lo que es verdaderamente la naturaleza humana, para entender la personalidad, la conducta, el cambio y el crecimiento", y agrega que "la astrología contiene en sí una estructura mitológica entera". Para el autor, la astrología contiene una mitología vital y práctica aplicable a cualquier tiempo, y también posee un tesoro fabuloso de símbolos antiguos.

En "Los doce trabajos de Hércules", un maravilloso libro de astrología esotérica de Alice Bailey, el héroe debe pasar por doce portales (los doce signos del zodíaco), en los que lo esperan diferentes pruebas que debe superar para regresar a la unidad, superar lo humano y ganar lo divino. La autora escribió: "Si todas las religiones y escrituras del mundo se perdieran y no nos quedara nada excepto los cielos estrellados, con la historia del zodíaco y el significado de las diversas estrellas que se encuentran en las diferentes constelaciones, podríamos seguir las huellas de la historia del hombre, recobrar el conocimiento de nuestra meta y aprender el modo de su realización".

Cristina Giménez

Astróloga

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