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 domingo, 14 de mayo de 2006  
"Si no hay romance no hay vida"
Héctor Rodríguez, el payaso Cara de Angel, destaca la importancia de la relación con el público

Héctor Rodríguez, el Payaso Cara de Angel de Río Cuarto, visitó Rosario la semana pasada con el circo Prince e intenta transmitir lo que su mentor, un payaso mayor que le inculcara las habilidades concernientes a su profesión, definiera como el oficio de hacer reír a la gente. Desde su rol activo en la vida de un circo, propone la otra mirada que completa el mundo de Roberto Maldonado y Miguel Méndez y es el valor material de su colección.

Méndez le enseña una fotografía suya en la ciudad hace 15 años, lo que estimula en Rodríguez una reflexión sobre su profesión. "Generalmente estamos trabajando con un payaso mayor -dice-. Todos los que están en el circo, por ejemplo, son menores. Yo empecé y surgió la necesidad de ponerme un nombre. Y este nombre lo tengo hace más de 40 años. Tengo 57 y soy nacido y criado en un circo".

Según Rodríguez, "el payaso siempre tiene que estar actualizado, si no pasás a ser un tony viejo: el payaso es uno y el tony otro, cambia por la ropa. Antes estaba también el clown, vestido de arlequín, cara blanca y medio afeminado. El tony es el que se equivoca siempre, habla mal, liga los cachetazos, es el hazmerreír que se cae siempre de la silla".

Rodríguez comenzó como trapecista. "Pero había un problema con mi físico, yo era un alfeñique. En cambio hacía un numerito cómico y me sentía bien. Entonces me dediqué al tony. Y bueno, entré por unos días de reemplazo y hace 40 años que lo estoy haciendo".

El aspecto del payaso es una parte importante de su trabajo. "Cada cara tiene cierta pintura y no la podés cargar mucho porque los chicos se asustan. Entonces le tenés que dar un toquecito que agrade y que no asustes. Un payaso con mucha pintura que vaya a darle un beso a una criatura hace que el chico salga corriendo. Hay que evitar eso".

En el maquillaje, "la base de la pintura es el rojo y el blanco. Hay otros payasos que no se pintan, con otro estilo de trabajo, más americano. El americano usa blanco nada más y la nariz de aquilón. Es muy difícil el payaso, no es que uno va y se pinta la cara y va a trabajar, hay que ver si el público te acepta. El payaso si no lo sentís no sirve.".

En el maquillaje, "la base de la pintura es el rojo y el blanco. Hay otros payasos que no se pintan, con otro estilo de trabajo, más americano. El americano usa blanco nada más y la nariz de aquilón. Es muy difícil el payaso, no es que uno va y se pinta la cara y va a trabajar, hay que ver si el público te acepta. El payaso si no lo sentís no sirve.".


El arte de hacer reír
Sólo los payasos consiguen que grandes y chicos olviden el frío insoportable de la carpa. Lo más preciado es cuando alguien logra la risa sin tener que acudir a fórmulas efectistas

A veces es preciso saber en qué momento va a recibir el cachetazo un payaso para hacernos saber que nuestro recuerdo es como es y nada resultó tan terrible después de todo. "El payaso tiene que mantener un romance con el público para que se quede. Para que el público me acepte y yo acepte al público", dice Rodríguez. Es que "si el payaso no anda, no funciona el circo: porque vos venís al circo a divertirte".

Ser payaso es difícil. "Porque la vida está cada vez más difícil, con todo lo que pasa vos cada vez te reís menos. La gente se cierra sola porque piensa que ya lo vio todo. El payaso tiene que decir no, esperá que estamos nosotros. Y la mayoría de las veces lo logra. Si no hay romance no hay vida. Esa es la clave, y ese es el oficio del payaso."

D. N.
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