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 domingo, 09 de abril de 2006  
La tolerancia al negocio de los puertos secos en las rutas santafesinas
El comercio ilegal de granos mueve millones
Los acopios ilícitos siguen reduciendo soja robada en los mismos caminos donde la Afip hace controles anuales.

Con el arranque de la cosecha de soja y su tráfico hacia los puntos de embarque ya florece un negocio ilegal que reaparece cada año en las rutas del sur provincial: el de los puertos secos, depósitos clandestinos de granos que acopiadores infieles compran en negro a transportistas, para ingresar luego al circuito esa mercadería mediante facturación trucha.

El jueves a la tarde La Capital pudo distinguir a uno de esos puertos secos en plena actividad y a simple vista. Está emplazado a 200 metros del cruce de las rutas 18 y 90, en el departamento Constitución, en jurisdicción de Santa Teresa, a 20 metros de la banquina. A las 18 de ese día había dos camiones sobre una rampa, desde donde partía el sonido característico que hace el cereal al ser descargado por una tolva en el silo. Otro camión salía por el lado opuesto. El predio no tiene identificación alguna y solamente se advierte un cartel que enuncia: "Balanza las 24 horas".

Esta actividad prohibida, también llamada bolseo, se reedita con cada temporada de cosecha. Entre tantos puntos, hay uno a cuatro kilómetros de la comisaría 4ª de Santa Teresa, cuyos efectivos hacen controles de tránsito diarios justo enfrente, en pleno cruce de ruta. Este diario ya aludió a ese puesto en febrero de 2004 y, según vecinos del pueblo, todo siguió sin cambios. Aunque es un negocio de menor cuantía frente a los volúmenes inmensos que se comercializan en negro (ver aparte), su control es importante también, porque los granos que ingresan a estos acopios pueden provenir de camiones robados, en una zona donde no son infrecuentes los casos de piratería del asfalto.

La comisaría debe reportar la actividad ilegal a un juzgado correccional, dado que se trata de comercialización de cereal de procedencia dudosa, acaso robado. Y eventualmente informar de oficio a la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) por la evasión fiscal que implica.

Fuentes del sector agropecuario señalaron que por cada bolsa de 40 kilos el camionero recibe 10 pesos, que el acopiador trucho negociará a 20 o 25 pesos, duplicando el valor. En el momento fuerte de la temporada, a fines de abril, es normal que un puerto seco como el detectado acopie 30 toneladas de soja por día, el equivalente a la carga completa de un camión con acoplado. El valor de la tonelada de soja está actualmente en 500 pesos. Si se considera que estos sitios de bolseo se multiplican en todo el sur provincial la cantidad de granos que allí se almacenan es significativa.


El corredor estratégico
El transportista se detiene en los puertos secos, abre la boquilla del acoplado y deja caer los granos. En general el camión termina con un quintal de soja menos que el que había cargado, es decir, cien kilos. El acopiador infiel suele pagar 10 pesos al camionero y vender la bolsa de 50 kilos con lo que abona 200 pesos por tonelada. Coloca luego esa tonelada a entre 400 y 500 pesos con lo que duplica de ganancia lo que pagó al chofer. Los beneficios diarios dependen de la cantidad de granos acopiados pero son formidables. Y la mercadería reingresa al mercado con facturación adulterada y comprobantes con los que se obtienen créditos fiscales, lo que supone fraude económico al Estado.

El cruce de las rutas 18 y 90 está en el corredor cerealero más importante del país, por donde fluyen los granos hacia los puertos que rodean Rosario y de donde sale la cosecha a ultramar, lo que produce los mayores ingresos por exportaciones nacionales: en 2005 entraron a Argentina 11.600 millones de dólares por venta de granos y sus derivados industriales.

Ese corredor santafesino fue epicentro de las tres ediciones del Operativo Soja, del que participan personal de fuerzas de seguridad nacionales y de la Afip para combatir la inseguridad y la evasión del sector exportador de granos. Pero en esas mismas rutas del corazón del complejo exportador brotan y gozan de tolerancia estos emprendimientos donde se reduce mercadería robada que retorna al circuito.

Muy cerca del puerto seco de la ruta 18 y 90 hay otro. Está también por la 18, a unos 400 metros el acceso a la localidad de Pavón Arriba en dirección a Rosario. Es un lugar deshabitado, una vieja edificación detrás de la cual hay una casa y un pequeño galpón. Es otro lugar de bolseo cotidiano, según dijeron a La Capital habitantes de la zona, aunque el jueves no había camiones allí.

"Sigue sin haber control, pero tampoco hay bolseo de soja como se daba hace unos años, producto de que se han hecho denuncias", dijo a este diario Osvaldo Salomón, presidente comunal de Chabás, quien como legislador provincial del departamento Caseros pormenorizó la actividad ilícita y la combatió.

El gran movimiento de soja en negro no se da por bolseo "sino mediante la adulteración de cartas de porte, que permiten transportar y vender buena parte de la producción en negro", dice Salomón. "El propio productor y acopiador negocian buena parte de los granos de este modo generando una enorme evasión", indica. Pero no por ello el bolseo implica una actividad marginal. "Un bolsero de la zona se jactaba de que con sus puertos secos ganaba por día el valor de un departamento en Rosario", subraya el ex legislador.

La magnitud del negocio Salomón la grafica con un ejemplo. "Solamente por Chabás cruzaron 6 mil camiones por día con destino al puerto. Si imaginamos que la mitad deja una bolsa de 100 kilos podemos ver la magnitud de la soja que se comercializa en negro, que después se blanquea desde los acopios hacia los exportadores con facturas apócrifas". El titular de la comuna de Chabás dice que sobre las rutas 33 y 14 hay bolseo "a la vista de quien quiera mirar". Y agrega que no debe menoscabarse esta actividad. "El bolseo es un robo y el que termina pagando es el productor aunque al acopiador y al exportador no les importe. La policía debe detectarlo".
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Camiones en un puerto seco en Santa Teresa.

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