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 domingo, 09 de abril de 2006  
Viajeros del tiempo

¡Solteros! Si acaso vuestro temor nace de no encontrar la mujer ideal, fumad "Bohemios". Si os acobardan las series de obligaciones que debe contraer un hombre con el lazo del himeneo, fumad "Bohemios". Si vuestro natural modo es tímido y os faltan palabras para expresaros cuando os halláis delante de la mujer amada, fumad "Bohemios". Si os asusta la actitud heroica de una suegra y vislumbráis para vuestro futuro las escenas que han inmortalizado a las mamás políticas, fumad "Bohemios". Por último, si vuestros recursos no alcanzan a sufragar los gastos de la vida matrimonial, fumad cigarrillos "Bohemios", pues tienen 20 mil pesos en premios que sortean por el extracto de la Lotería Nacional.

Palos y moquetes. Como de costumbre, el domingo por la noche se habían estacionado en la cuadra del "Nuevo Politeama" varios menores a la espera de que en un entreacto saliera algún espectador y les diera la contraseña. Una persona se retiró y tiró la contraseña al piso, e inmediatamente varios muchachos se arrojaron sobre ella. En ese momento apareció el agente número 22 de la comisaría 2a y se abalanzó sobre ellos distribuyendo palos y moquetes a diestra y siniestra hasta detener a uno de los menores. No creemos que la actitud de los muchachos constituya un delito, y si así lo fuera en nada justifica la acción de ese policía de hacer justicia por mano propia. Esperamos que su superior tome nota de este asunto y actúe como corresponde.

La Semana Santa y el "dolce far niente". Mientras la Semana Santa llama a las mujeres al silencio del templo y al misticismo de la oración, en los hombres provoca un irrefrenable deseo de "dolce far niente". "He aquí una vacación tantas veces deseada y suspirada", dice un empleado mientras limpia el caño de su escopeta pensando en la próxima cacería. Mientras la ciudad toma un frío aspecto de cementerio y sopla en ella un vaho de majestuoso silencio, la gente joven se va al campo a dar rienda suelta a sus risotadas alegres. Patos, becacinas, pavitas del monte y todas aquellas aves más o menos sabrosas están desde ahora "en capilla", como quien dice, y caen acribilladas de municiones ante el gesto alegre del entusiasta cazador. Estamos, pues, en una semana a la vez de silencio y de ruido, de recogimiento y de expansión, y mientras en la ciudad el pescado rinde tributo con su carne al Dios muerto, en el campo entrega su vida el ave vistosa y juguetona, y sobre el informe montón de piezas muertas la diestra ágil del cazador levanta en triunfo su escopeta.

El regreso. Termina la época de veraneo y comienza la vuelta a la ciudad abandonada que tan habituada está a ver desfilar a sus hermosos habitantes. Todos, desde la más repingada parisiense hasta la más flemática londinense, y desde el más causeur de los franceses hasta el más sportmen de los ingleses, todos tienen sus representantes en el Rosario. Las energías acumuladas durante el descanso en la estancia, en la quinta o en el balneario, y las fuerzas almacenadas por la alimentación abundante tendrán ocasión de exteriorizarse en los paseos y en el teatro. Por eso los trenes ya llegan repletos de pasajeros de buen humor, felices, que van dejando atrás las casas, los postes del telégrafo y los campos, apresurando el regreso.

Investigación y realización Guillermo Zinni.

Ver La Capital de 1901, 1903 y 1904.
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