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 sábado, 10 de diciembre de 2005  
Yo opino: Responsabilidades compartidas

Cristian Palacios (*)

Los embarazos prematuros es uno de los problemas que hace que el país empeore progresivamente hacia un desastre social. Si nos bajamos un segundo de nuestras vidas agitadas y turbulentas a ver, no a mirar sino a ver, nos daríamos cuenta del error que estamos cometiendo por el hecho de no poner un parate a esta situación, porque si somos realistas, la mayor cantidad de embarazos prematuros se da en las clases sociales de menores recursos, donde incluso hay personas que no saben qué es un profiláctico.

Desgraciadamente, quienes viven en la miseria, en su mayoría son carentes de conocimientos y nadie hace nada con respecto a esto. Una situación complementada, claro está, por un deficiente programa educativo y el plus de la oposición de la Iglesia a la aceptación de la educación sexual en las escuelas. Como consecuencia, no sólo tenemos jovencitas de 12 años embarazadas sino que tenemos una amplia gama de enfermedades de transmisión sexual (ETS) como, por ejemplo, el Sida.

Para desgracia de todos, el problema no termina acá: sigue con una historia que se repite en los hijos de las jovencitas.

La única solución es que alguna de las entidades diga "basta" y se decida sinceramente a encauzar nuestro futuro. Pero como ni la Iglesia, ni la política, ni la sociedad quieren dar el brazo a torcer y "nadie sabe por qué", esto será muy difícil que mejore a partir de un milagro divino.

Estos tres poderes tienen la misma responsabilidad. Pero también reconozco la tenemos como individuo, de lo contrario será muy fácil sentarse, quejarse, y culpar a los poderes superiores, quedándose en la más sumisa comodidad pidiendo que la sociedad mejore.

(*) Tiene 20 años y es de Rosario. Participó este año de las actividades del programa Promusida.
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