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 domingo, 07 de agosto de 2005  
Efemérides
Un 7 de agosto...

Guillermo Zinni / La Capital



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De 1901: Habría arribado al país el primer matrimonio conocido de lesbianas de la historia
Tal como quería la moral victoriana de la época, y hasta las propias protagonistas de esta historia, ya nadie se acuerda de la impactante noticia que recorrió el mundo en los albores del siglo XX y que dejó perplejos tanto a la Iglesia como a la policía. "Un matrimonio sin hombre", titularon algunos, o "Un caso extraordinario de amistad", pero lo cierto es que nadie podía entender a ciencia cierta lo que había pasado ni sus consecuencias. Todo comenzó con la gran amistad que se profesaban de niñas Elisa Sánchez Lóriga, una joven gallega, y Marcela Gracia, una compañera suya de colegio. Ambas formaban ya desde sus primeros años de vida una pareja íntimamente unida por el cariño. No podían vivir una sin la otra. Se las solía ver juntas en todas partes hasta que tan estrecha unión llegó a inspirar serios temores en los padres de ambas, los que decidieron separarlas. Elisa se mudó con su familia a Madrid, pero años después quedó huérfana. Decidida entonces a reencontrarse con su amada, Elisa partió hacia La Coruña y trató de ponerse nuevamente en contacto con Marcela. Así, no tardó en enterarse de que ésta, concluidos ya sus estudios, estaba al frente de una escuela en un pueblo cercano. La halló, habló con ella, y ambas convinieron en que para que nadie nunca más pudiera separarlas el único camino era casarse. Para conseguir este propósito, Elisa se recortó el cabello, se vistió de hombre y fue al templo donde había sido bautizada. Allí logró engañar al párroco diciéndole que era varón, que no había sido "cristianado", y que en realidad la partida bautismal que de una niña de su mismo apellido figuraba en los archivos parroquiales pertenecía a una hermana suya llamada Elisa. Quedó de esta manera convertida en "Mario" y luego consiguieron que un ingenuo sacerdote las casase, sirviendo de testigo un oscuro empleado de un juzgado municipal. Sin embargo el engaño duró poco, y para cuando las fueron a buscar, las dos ya habían desaparecido de La Coruña. Entre las averiguaciones que se realizaron, dos médicos reconocieron que Elisa-Mario, el marido, era mujer, y uno de los galenos hasta sostuvo que la muchacha había sido madre anteriormente. En un primer momento se especuló con que habían sido interrumpidas en su idilio por la policía y encerradas en la cárcel, pero en realidad, inexplicablemente para muchos moralistas, los agentes del orden no tuvieron ningún apuro en detenerlas. Tanto es así que se tomaron más de un día en aprehenderlas y cuando fueron a hacerlo, como dijimos, las amantes ya no estaban. En un principio se creyó que habían partido hacia Portugal y se dio aviso a las autoridades de la frontera enviando un retrato (foto) que las dos "desvergonzadas" pudieron sacarse antes del revuelo, pero la cacería no dio ningún resultado. Y luego se supuso, con mayor grado de probabilidad, que las prófugas se habían embarcado en un vapor que salía ese mismo día de La Coruña hacia Buenos Aires, en donde se esperaba su arribo para el 7 de agosto de 1901. Pero todas las crónicas, al menos las que conocemos, terminan aquí. Aparentemente las heroínas de esta épica historia de amor nunca fueron encontradas. Quizá este último dato tampoco era cierto, o tal vez fueron detenidas sigilosamente y enviadas subrepticiamente de regreso a España. Pero en tren de especular, nosotros preferimos pensar que las autoridades criollas también se tomaron todo el tiempo del mundo para detenerlas y que, confundidas entre los cientos de inmigrantes que bajaban diariamente de los barcos, Marcela y Elisa se perdieron velozmente por alguna callecita del Buenos Aires de antaño y ya nadie, nunca más, pudo separarlas.


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