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 domingo, 07 de agosto de 2005  
Una misión aérea que alteró el curso de la historia

Stone Mountain, Georgia. - Los antecedentes militares de Theodore "Dutch" Van Kirk apenas dan una idea de su papel en la historia contemporánea: 58 misiones en el norte del Africa y una en el Pacífico. Pero fue precisamente esa misión sobre el Pacífico que alteró para siempre el curso de la historia e introdujo la era atómica. Van Kirk, en ese entonces de 24 años, era el navegante del bombardero Enola Gay, el B-29 que arrojó Little Boy, sobre Hiroshima.

"Fue una misión perfecta", recuerda van Kirk. Al amparo de la noche, guió la bomba casi exactamente como se había planeado: el avión estaba apenas 15 segundos retrasado. La bomba de 4.000 kilos cayó hacia la ciudad mientras el Enola Gay daba la vuelta a toda velocidad para escapar a la explosión.

Pese a décadas de controversias acerca de si EEUU debía haber usado la bomba atómica, van Kirk sigue convencido de que fue necesario debido a que acortó la guerra y eximió a los aliados de tener que lanzar una invasión por tierra que pudo haber costado muchas más vidas en ambos bandos. "Creo honestamente que el uso de la bomba atómica salvó vidas a la larga. Se salvaron muchas vidas, en su mayoría de japoneses", dijo el veterano de 84 años en un asilo para ancianos cerca de la base de Stone Mountain, donde un enorme bajo relieve esculpido en la roca representa a los héroes confederados Jefferson Davis, Robert E. Lee y Stonewall Jackson.

Pero la experiencia de van Kirk le ha hecho desconfiar de la guerra. "Toda la experiencia de la Segunda Guerra Mundial demuestra que las guerras no solucionan nada. Y las bombas atómicas tampoco", afirmó. "Creo personalmente que no debería haber ninguna bomba atómica en el mundo: me gustaría ver que fuesen abolidas en su totalidad. Pero si alguien tiene una, quiero tener una más que mi enemigo".

El piloto, el coronel Paul Tibbets, escogió a van Kirk como su navegante debido a su extensa experiencia en el norte del Africa. Se incorporó al grupo de bombardeo 509 -hoy el ala de bombardeo 509 de la fuerza aérea, la primera unidad del bombardero sigiloso B-2- para la misión especial número 13. Era una misión secreta que, según Tibbets, pondría fin a la guerra. "Pensé que ya había oído eso antes", recordó. "Pero resultó estar en lo cierto".

La misión consistía en volar seis horas y media en un bombardero despojado de ametralladoras y torretas desde la base aliada de avanzada en Tinian, en las islas Marianas, hasta Hiroshima. Había que soltar Little Boy y salir corriendo. "La misión en sí era muy fácil, y salió exactamente según lo previsto", dijo van Kirk.

El problema era que no se sabía si la bomba funcionaría. O, de hacerlo, si la onda expansiva destruiría el Enola Gay (nombrado así por la madre de Tibbets).

La tripulación pensó en esto después de lanzar su carga mortífera sobre Hiroshima. Empezaron a contar: uno, dos... Pasaron 43 segundos -el lapso en que según les habían dicho detonaría la bomba- y no escucharon nada. "Pensé que todos en el avión suponían que había fallado. Pareció mucho más tiempo que 43 segundos", recordó. De pronto se iluminó el cielo. Luego el avión se estremeció con una onda y otra más. Tres días después de Hiroshima, Nagasaki fue bombardeada. Y seis días después, Japón se rindió.

Después del final de la guerra, van Kirk se quedó un año para colaborar con los militares en pruebas atómicas. Y luego volvió a estudiar, se recibió de ingeniero químico y fue a trabajar para DuPont. (AP)
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