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 miércoles, 20 de julio de 2005  
Hallan a un joven asesinado atado de pies y manos a un lado del acceso sur
Tenía entre 20 y 25 años. Vestía ropa de marca y tenía sangre en la cabeza, que pudo brotar por un disparo

El cadáver de un joven de entre 20 y 25 años apareció maniatado junto a las vías que corren paralelas al acceso Sur, a la altura de Gutiérrez, del lado del río. Tenía las manos atadas a sus pies, como si fuera una presa de caza, y las marcas de sangrado en su cabeza hacían suponer un importante corte en su cráneo. Vestía ropas de marca y, según dedujeron los pesquisas que trabajan en el lugar, "su destino era el río". Las bolsas de consorcio que envolvían el cuerpo parecían refrendar esta hipótesis. Llevaba "entre 12 y 24 horas" en el lugar. Pero a ninguno de los vecinos de la zona que se arrimaron a mirar les llamó la atención. "Acá tiran de todo: perros, gatos...", explicó una adolescente, que vive en el asentamiento El Mangrullo.

Dos chicos que cazaban con una gomera hallaron el cuerpo. Eran "más o menos" las 15. Los pibes caminaban por las vías del tren, con el ojo atento, buscando una paloma desprevenida. Para eso la zona es ideal. De ese lado del acceso Sur, la vía corre a pocos metros de la colectora. Hay pequeños senderos que sirven para bajar de la calle a la vía. Allí, entre yuyos altos, unas bolsas de consorcio negras les llamaron la atención. Y ahí estaba.

Atado de pies y manos con cinta en embalar transparente. Apoyado sobre sus rodillas, en posición fetal, con la cara apoyada contra el piso, como si estuviera orando. No pudieron verle la cara, pero algo era claro: estaba muerto.

Los pibes salieron corriendo y se toparon con los efectivos de Prefectura que custodian los terrenos que tiene el Enapro (Ente Administrador del Puerto de Rosario) junto al río y que están separados de la vía por una alambrada ininterrumpida entre Uriburu y Lamadrid. "Parece que venían a tirarlo al río y como no conocían la zona, se toparon con el alambrado", explicó un investigador que encabezó la pesquisa.

Con la llegada de los móviles de la seccional 11ª y los periodistas al lugar, la zona se llenó de vecinos. "Esas zapatillas salen como tres gambas", exclamó un hombre que dejó el trabajo en la arenera, distante unos cien metros. "Mirá, la ropa es nueva", comentó una joven que se cruzó el acceso desde el Fonavi de Gutiérrez y Dinamarca. "Por acá no anda nadie. No hay seguridad", comentó una mujer que caminó por las vías las cinco cuadras que separan El Mangrullo del lugar donde encontraron el cuerpo. Pero ninguno de los recién llegados mostró sorpresa por el hallazgo. Un nutrida tribuna de personas a la que el homicidio les provocaba más curiosidad que asombro. "No es de acá", dijo un muchacho que esgrimía una caña de pescar.

"Tiene una herida en la cabeza. Puede que sea un golpe con algo contundente, pero me inclino por un disparo a corta distancia", explicó un investigador. "Los huesos de la cara son muy frágiles y un disparo también puede dejar múltiples hematomas", acotó. Del lugar al cadáver se lo llevaron como estaba. "En este lugar no se le puede hacer ninguna pericia", comentó el investigador mientras las sombras comenzaban a cubrir el descampado.


Como un escondite
El lugar donde apareció el cuerpo es invisible a simple vista. Está en un punto intermedio entre El Mangrullo y Uriburu. Se llega siguiendo calle Gutiérrez, por debajo del puente del acceso Sur, hasta la colectora. Allí se dobla a izquierda y a unos 30 metros sobre la mano derecha comienza un basural de yuyos muy crecidos y la barranca que termina en la vía. Al examinar el contexto y la forma en la que estaba colocado el cuerpo, parecía claro que el joven no había muerto en ese lugar.

"Todo es materia investigativa, pero a simple vista esto fue un ajuste de cuentas", esgrimió un oficial de la Brigada de Homicidios. "Todo indica que los que trajeron el cuerpo lo querían tirar al río, pero como no conocían, se llevaron por delante el alambrado y tuvieron que dejarlo donde lo encontramos", explicó. "Tiene poco más de 12 horas en el lugar", comentó mientras una oxidada locomotora del Nuevo Central Argentino pasaba por el lugar.
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El cadáver fue hallado al la altura de Gutiérrez.

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