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 miércoles, 19 de enero de 2005  
ETA hizo estallar un coche bomba en Bilbao tras ofrecer el diálogo
El atentado sepulta las esperanzas de encontrar en el grupo terrorista una real voluntad negociadora

Bilbao. - Dos días después de ofrecer negociaciones al gobierno español para resolver el conflicto vasco, el grupo armado ETA hizo estallar ayer un coche bomba en la localidad de Getxo, cercana a Bilbao, causando heridas leves a un agente de la policía e importantes daños materiales, informó el Ministerio del Interior.

La explosión se produjo a las 14.30 (hora local) en la zona residencial de Las Arenas, donde viven numerosos industriales y empresarios, quince minutos después de que un comunicante anónimo avisara de la colocación de la bomba en nombre de ETA al diario independentista Gara.

El agente de la policía vasca resultó herido de forma leve en la cara debido a la onda expansiva y por esquirlas cuando estaba acordonando la zona. Sus compañeros lo trasladaron a un hospital cercano.

Aunque el comunicante anónimo señaló a Gara que el coche estallaría en la calle Manuel Smith, donde la policía no pudo localizar el vehículo, la explosión se produjo en la calle Ondategi.

La potencia de la deflagración, que se pudo escuchar a varios kilómetros de distancia, hizo que los restos del automóvil atravesaran el jardín de una casa cercana de un extremo al otro. Además, la explosión causó un gran pozo en la calle y desperfectos en las viviendas adyacentes.

El vehículo había sido robado poco antes por los terroristas, que dejaron al dueño maniatado a un árbol de un monte cercano. El mismo propietario pudo desatarse y acudir a una comisaría policial.

Getxo ha sido blanco de al menos otros cuatro atentados de ETA con coche bomba desde 1999.

El atentado fue perpetrado precisamente dos días después de que ETA anunciara en un comunicado su "absoluta disposición y voluntad" de implicarse en un proceso negociador para solucionar el "conflicto vasco".

La organización afirmó ver con "buenos ojos" la propuesta de su brazo político, el ilegalizado partido independentista Batasuna (Unidad), de conseguir la paz mediante dos mesas de negociación simultáneas, una entre los partidos vascos para discutir las cuestiones políticas y la otra entre el gobierno y ETA para la "desmilitarización del conflicto".

A esta oferta, el gobierno respondió que primero ETA debía renunciar a la lucha armada y entregar sus arsenales.

Esta es también la condición que el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, mencionó para dialogar con Batasuna, que había hecho una oferta de negociación similar.


Las llaves de la solución
Con la colocación del coche bomba, ETA no sólo sepultó las esperanzas de un inminente cese el fuego. Además, el grupo armado quiso lanzar una advertencia: si bien está dispuesto a negociar con el gobierno español para resolver lo que llama "el conflicto vasco", sigue teniendo capacidad para atentar y también está dispuesto a hacer uso de ésta.

El domingo, ETA hizo patente su "absoluta disposición y voluntad" a implicarse en un proceso negociador, un anuncio que desde el gobierno y los partidos políticos españoles fue interpretado también como consecuencia de la debilidad del grupo armado después de los constantes éxitos policiales y la ilegalización de su brazo político, el partido independentista Batasuna (Unidad).

Pero ETA quiso demostrar en Getxo que su debilidad no es tanta y que la llave para una solución del "conflicto" la sigue teniendo ella.

Al mismo tiempo, echó por tierra las esperanzas de una aparente moderación que podrían llevarla a declarar una nueva tregua, como la que mantuvo entre 1998 y 1999. De hecho, en su comunicado del domingo en ningún momento mencionó esa posibilidad.

Aun así, pocos dudan de que ese cese el fuego llegará. Pero ese será un cartucho que ETA queme cuando más pueda rentabilizarlo, es decir, poco antes de las elecciones en el País Vasco, previstas para mayo próximo y que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero quiere convertir en una demostración del rechazo al plan soberanista del jefe del Ejecutivo vasco, Juan José Ibarretxe.

Si bien el consejero (ministro) vasco del Interior, Javier Balza, afirmó ayer que con el atentado ETA pretende "dinamitar cualquier proceso que esté abierto" y que el objetivo fueron el conjunto de la sociedad y las expectativas de paz, en la lógica del grupo armado ésta fue la forma de participar en un proceso más que incipiente.

A ETA no parece importarle tampoco el perjuicio que pueda causar a Batasuna, que en su reciente carta abierta a Zapatero pedía conversaciones utilizando un lenguaje inusualmente moderado e incluso renunciando a la independencia como fin inmediato.

El líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, que teme que su formación pierda aún más terreno si no se levanta la ilegalización que la excluirá de los comicios vascos, se verá ahora confrontado con la exigencia de los partidos democráticos de que condene el ataque etarra como muestra de que sus intenciones son francas. Es más que improbable, entonces, que eso suceda.

Y a la oposición el atentado dará más argumentos para reclamar a Zapatero, quien vislumbró un esperanzador cambio en el independentismo vasco, que ni se le ocurra dialogar con Batasuna o ETA.

Con todo esto, cabe preguntarse a dónde lleva la estrategia del grupo armado. Porque la conclusión para muchos será que no sabe hacer otra cosa que matar y causar el terror y que lo que más teme es una solución a un "conflicto" que la deje sin razón de seguir existiendo.

Para algunos, la aparente contradicción entre la oferta de negociación y el coche bomba de Getxo demuestra que en el seno de la organización hay una división entre los que apuestan por el diálogo y los que se decantan por las armas. Si es así, a más tardar en la víspera de las elecciones vascas se verá qué opción vence. (DPA)
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La policía inspecciona la escena luego de la explosión.

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