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 jueves, 18 de noviembre de 2004  
La Cámara alta provincial debería tratar hoy la derogación
Poca voluntad en el Senado para bajar la ley de lemas
Clima de tensión y ruptura en el frondoso bloque justicialista antes de la penúltima sesión ordinaria en la Legislatura

Jorge Sansó de la Madrid-Daniel Leñini / La Capital

La demorada derogación de la ley de lemas que hoy debería tratar el Senado, llega con las chances invertidas respecto del jueves pasado. Hace siete días todos creían que se finalmente se resolvería y ni siquiera se analizó. El antecedente parece haber curado en salud a oficialistas y opositores: nadie arriesgó un pronóstico favorable a la conclusión de la cansadora saga. Y a estar de esas opiniones hoy no se consideraría.

Ni siquiera el hiperoptimista jefe de la bancada del PJ, Héctor Ocampo, quien pese a que confirmó que la sesión se hará (aunque algunos legisladores estén en Rosario asistiendo al Congreso de la Lengua) se vio obligado a admitir que el problemas "más grave que se nos presenta en el Senado es lograr los dos tercios necesarios para poner el tema en tratamiento". La derogación de la ley de lemas únicamente puede ser tratada hoy si primero se vota su análisis sobre tablas. La única opción restante es que el cuerpo resuelva tratarlo preferencialmente en su sesión del jueves venidero que, además, será la última del año y del presente período lectivo.


El problema más grave
Para cualquiera de ambas posibilidades se requiere el consenso de los dos tercios de los integrantes lo que traducido en números importa el pronunciamiento de 13 senadores y lograrlo es lo que Ocampo ha denominado "el problema más grave".

Anoche a última hora, la habitual reunión de bloque del oficialismo -que por su peso numérico tiene la llave de cualquiera de las alquimias que se resuelvan- se evidenciaba raleada y desganada, por lo que no hubo decisión. Los peronistas dicen no estar preocupados por la presión de la opinión pública dado que en sus departamentos, fuera de Santa Fe y Rosario, se leen poco los grandes diarios provinciales y, entonces, la gente está ajena a los vaivenes legislativos del sistema electoral.

Por esta razón, la UCR ayer reunió a todos sus sectores y se pronunció responsabilizando directamente al gobernador Jorge Obeid y al senador Carlos Reutemann por la falta de quórum para el tratamiento de la derogación de los lemas. Las autoridades radicales reclaman, en un documento difundido anoche, que "en el caso de que no se derogue la ley de lemas en el presente período ordinario de sesiones de la Legislatura, el gobernador convoque a un plebiscito, para que los santafesinos se expresen respecto de la derogación y para que de una vez por todas se termine la extorsión de los senadores oficialistas al Ejecutivo y a la ciudadanía".

Hoy los dos grandes grupos en que se dividen los peronistas -a favor o en contra de tratar la norma pero con variados matices en cada postura individual- volverán a reunirse. Ocampo dijo: "Estamos 6 senadores justicialistas más 4 de la oposición, somos 10. Nos faltan 3... Ayer, el acuerdo no se logró por más que el mismo legislador exhortó públicamente a que "cada uno que ya votó por lo que quiso ratifique su intención".

Algo más -que se intentaba preservar entre paredes- se pudo saber: que los justicialistas Juan Carlos Mercier y Daniel Depetris mastican todavía el disgusto por un supuesto acuerdo incumplido del lado del obeidismo y haber quedado como los malos de la película.

Ambos ratificaron frente a sus pares -después de haberlo hecho público Mercier- que hubo una reunión con delegados del gobernador Jorge Obeid (los diputados Mario Lacava y Ariel Dalla Fontana) donde se acordó aprobar el sistema mixto del sanlorencino Armando Traferri.

El martes el propio Obeid lo cruzó fuerte a Mercier: dijo que tenía derecho (Mercier) a defender la ley de lemas pero no "de andar mintiendo por ahí".


Sal en la herida
Fue sal sobre la herida. Tanto Mercier como Depetris aparecían ayer (en los afectos, al menos) más cerca de los siete senadores que firmaron el proyecto Gramajo que de otra posición.

Si los que entonces eran siete (con el gobierno obeidista en contra) ayer sumaban nueve, quería decir que las dificultades para los que intentan derogar la ley eran más serias.

La frase que resumía la situación era: "No hay voluntad".
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Los senadores ni siquiera se atrevían a arriesgar si hoy habrá sesión.

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