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 jueves, 18 de noviembre de 2004  
Los secuestros y asesinatos pasan los límites de la violencia en Irak

Londres. - Era musulmana con pasaporte iraquí. Ayudaba desde hacía décadas a los más pobres del país. Criticó las sanciones de Naciones Unidas. Y era una convencida detractora de la guerra en Irak, tierra a la que amaba. "¿Quién mató entonces a Margaret Hassan?", se preguntó ayer el periódico londinense The Independent. La muerte a manos de sus secuestradores de la directora en Irak de la organización humanitaria Care International resulta inexplicable en Gran Bretaña, país del que también tenía pasaporte. Los autores del crimen y sus motivos son inexcrutables.

"Toda la crisis de los rehenes, la insurgencia y el terrorismo en Irak están totalmente fuera de control", dijo Canon Andrew, del Centro Iraquí para el Diálogo, la Reconciliación y la Paz, en una entrevista con la BBC. "Una de las realidades es que algunos de los grupos terroristas más extremistas al menos tienen algo así como un criterio".

Sin embargo, entre medio existen bandas terroristas desperdigadas para las que ya no hay reglas y "por eso están dispuestos a matar a alguien de nacionalidad iraquí y que ayudó a los iraquíes durante muchos años", añadió.

Incluso hace dos semanas, según algunos informes, el grupo del terrorista jordano Abu Mussab al Zarkawi, que ha decapitado a varios de sus rehenes, entre ellos el británico Ken Bigley, delante de cámaras de video, se mostró partidario de la liberación de Hassan.

"En el verdadero Islam no se mata a mujeres y niños pequeños. Sólo matamos a aquellos que combaten contra nosotros y nuestro pueblo", se comunicó en un mensaje firmado por "Al Qaeda en Irak".

Según estimaciones en Irak hay cerca de 20 grupos diferentes de insurgentes, a los que se unen bandas que quieren lograr dinero a través de secuestros.

Los pocos intentos de explicación de la muerte de Hassan son vagos. La indefensión vuelve a situarse en primera línea en Irak. "Este hecho abominable muestra qué punto tan bajo alcanzó esta guerra. Esto es ahora una guerra donde los hospitales son objetivo de los ataques, los cooperantes de Nepal son degollados y los prisioneros heridos y desarmados son ejecutados a sangre fría".

Para el periódico, tras el asesinato de una mujer que sólo quería ayudar, en Irak se han perdido todos los principios morales: "¿Qué vale la inocencia en la anarquía que hemos instalado en Irak? La respuesta es simple: nada". (DPA)
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