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 jueves, 18 de noviembre de 2004  
Rosario vivió un día histórico: arrancó el Congreso de la Lengua
Hubo una mala: el presidente se atrasó una hora y media por un desperfecto en el avión. A la noche, brillaron los fuegos

Silvina Dezorzi / La Capital

Con las palabras inaugurales del presidente Néstor Kirchner y el rey Juan Carlos, comenzó ayer finalmente en el teatro El Círculo el III Congreso Internacional de la Lengua Española, el acontecimiento cultural más trascendente en la historia de Rosario. En el acto de apertura también se escuchó la voz de tres destacados escritores: el español Francisco Ayala (por videoconferencia), el mexicano Carlos Fuentes y el argentino Héctor Tizón, que conmovieron a la platea con emotivos discursos sobre el poder transformador de la palabra. Un hecho, sin embargo, opacó en parte la ceremonia: el retraso del presidente Kirchner, quien por un desperfecto en su avión llegó a Rosario una hora y media después de lo previsto. Fuera del teatro, en las calles, un estricto dispositivo de seguridad y fuertes restricciones de circulación por la presencia de los reyes marcaron singularmente el primer día del encuentro, pero no impidieron que el clima de expectativa contagiara a otros miles de rosarinos: por la noche, un show de fuegos artificiales buscó que nadie se quedara afuera de la fiesta.

Los organizadores y el protocolo real habían sido taxativos. Al área de El Círculo se ingresaría previo estricto control de acreditación y después de las 11, con los reyes adentro, nadie más podría entrar al teatro. La previsión era que a esa hora exacta arrancaría el acto de apertura para poder seguir a tiempo con la apretada agenda de los reyes en la ciudad. Así, con más de mil personas, entre periodistas e invitados ya sentados, la espera de una hora y media se hizo bastante pesada.

Cuando circuló el rumor de que la demora de Kirchner se debía a un desperfecto en el avión Tango 10 y que finalmente el presidente arribaría a bordo de la nave de la Gobernación bonaerense, no faltaron enojos ni bromas. Finalmente, pasadas las 12.35, llegó al teatro la comitiva presidencial y comenzó el acto.

El escenario, flanqueado por las banderas argentina y española y decorado en planos superpuestos de azul con el logo del Congreso de la Lengua, fue ocupado en una mesa central por el primer mandatario, su esposa Cristina Fernández de Kirchner (presidenta honoraria del encuentro) y los reyes Juan Carlos y Sofía. A su derecha se sentaron la subsecretaria de Cultura de la Nación, Magdalena Faillace, el gobernador Jorge Obeid y el intendente Miguel Lifschitz. Y a la izquierda, los titulares de la Real Academia Española y el Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha y César Molina, y los escritores Carlos Fuentes y Héctor Tizón.

Un video de Francisco Ayala, desde España, dio inicio a la ceremonia de apertura. Luego fue el turno de Fuentes, de lejos el orador más aplaudido. Después Tizón, en representación de Argentina, también conmovió a la platea y definió a la palabra como una elección entre la vida y la muerte (ver página 4).

El rey Juan Carlos siguió a los escritores en el uso de la palabra. Después de agradecer a los organizadores del megaevento y expresar "una especial alegría por estar en Argentina y en la noble y querida ciudad de Rosario", exhortó al Congreso a reflexionar sobre la cualidad "mestiza, plural y polifónica" del español, una "suma convergente de muchas identidades".

Luego fue el turno de Kirchner, quien se ocupó de poner el tema de la lengua en línea con el grave problema de la exclusión. "Sería útil que se dedique tiempo y esfuerzo al estudio de las graves consecuencias de la exclusión, el hambre y la pobreza, que afectan a muchos de los países de habla hispanoamericana incluso en lo que respecta al uso de la lengua, el acceso a la educación y los bienes culturales", recordó.

El presidente tampoco se olvidó esta vez de los años 90, entre cuyos efectos mencionó a "la apertura indiscriminada de la economía, la desvalorización de lo local y el incremento de las desigualdades sociales". Por eso, alentó a revalorizar "lo propio", un continente de pertenencia "donde cobre especial importancia el concepto de identidad lingüística", pero que debe acompasarse con "el diálogo intercultural", la "policromía" y el "mestizaje de etnias, costumbres y lenguas".

Con su frase final -"América está pletórica de esperanzas y da calor a nuestros sueños de cambios, es un buen día para que realicen vuestro trabajo"-, Kirchner dio por finalizado el acto. Minutos más tarde compartió un almuerzo en la Bolsa de Comercio con los reyes de España y una selecta lista de invitados. Apenas terminada la comida, la comitiva presidencial partió rumbo al aeropuerto y a las 17 despegó hacia Buenos Aires.

Un poco apretados por la agenda, Juan Carlos y Sofía mantuvieron después un emotivo encuentro con los miembros de la colectividad española en Rosario. Allí el rey se reencontró con la obra a la que casi veinte años antes le puso la piedra fundamental: el Complejo Cultural Parque de España. Música, contacto con la gente, fotos y un clima de especial afecto compensaron en calidad la falta de tiempo. A las 17.45 partieron desde el aeropuerto rumbo a Cartagena de Indias (Colombia).

Mientras en el plano protocolar ocurría todo esto, el funcionamiento académico del Congreso continuaba sin contratiempos con la primera sesión plenaria en el teatro El Círculo. El tema fue "Aspectos ideológicos y sociales de la identidad lingüística".

A medida que iba transcurriendo la tarde y se disipaban los férreos esquemas de seguridad, los rosarinos volvieron a recuperar las calles, liberadas ya de restricciones. El Congreso estuvo en boca de todos, por una u otra razón. Entre ellas, porque a la noche nadie quiso perderse los promocionados fuegos artificiales sobre el puente a Victoria. Otra manera de decir que la ciudad, toda la ciudad, estuvo de fiesta.
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El rey Juan Carlos destacó su alegría por estar "en la noble y querida ciudad de Rosario".

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