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 domingo, 14 de noviembre de 2004  
Quemaduras en el hogar

Una de las causas más frecuentes de accidentes en el hogar las constituyen las quemaduras, y los menores de 14 años son los que figuran al frente de las estadísticas. Y dentro de la casa, además, el porcentaje más elevado se produce en el ámbito de la cocina.

Esto tiene una explicación: la mayoría de las madres permanece mucho tiempo en ese sitio y lo hacen junto a sus hijos. Su instinto de curiosidad los lleva a tocar todo, por esta razón no deberían pasar tanto tiempo en ese lugar. Cuando un niño aprende a caminar para apoyarse y no perder estabilidad, toca habitualmente las paredes; pero a partir de allí también lo hace con el horno, los radiadores de calefacción o los braseros.

El derrame de líquidos calientes como leche, café o sopa, generalmente responde a irresponsabilidad o imprevisión de los progenitores de los quemados. En el avance de su curiosidad, puede llegar a tomar con sus manos un mantel colocado sobre una mesa en la cual se han puesto platos con comida caliente (sólida o líquida) pocillos con café o té. Al tirar del mantel, seguramente algo caerá sobre él y ciertamente terminará quemado.

Además, como los niños sienten atracción por el fuego, deben ser educados preventivamente, acerca de sus consecuencias. El punto de partida pueden ser los fósforos: tienen que saber que no son elementos para jugar; son instrumentos de peligro potencial.

Otra causa de quemaduras la constituyen los tomacorrientes. Al respecto, se aconseja que estén cubiertos y que, además, la casa tenga corta corriente.

Apoyo emocional

El 50 por ciento de los chicos quemados requiere más de un mes de hospitalización; el 25 por ciento demanda más de dos meses y el resto de tres a más. Aproximadamente la mitad necesita cirugía reconstructiva para corregir alteraciones cosméticas o funcionales, lo cual supone que tiene que transcurrir un lapso de varios años para ver los resultados. En cuanto a la sobrevida, es más alta en mayores de cinco años y menor en lactantes y pacientes de dos años o menos.

Cuando un niño sufre quemaduras severas es atendido por un equipo multidisciplinario que está atento a una serie de problemas que se relacionan entre sí en el tratamiento de la fase aguda. La perspectiva emocional y psicológica difiere según la edad siendo necesario un enfoque especializado para mantener y cuidar el grado de desarrollo, y las experiencias positivas que permitirán que el niño llegue adecuadamente a cada una de las etapas.

La hospitalización puede resultar traumática y hasta aterradora, con un importante impacto emocional. El pequeño paciente es separado de su familia y rodeado de extraños que lo cuidarán. Este cambio, traumático sin dudas, y ante el cual el niño no posee ninguna destreza, puede desencadenar regresión, ira, miedo, depresión y ansiedad.

Mientras dura la hospitalización, tanto el niño como su familia debe tener apoyo emocional: los padres deben participar activamente en el cuidado de su hijo.
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