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 domingo, 14 de noviembre de 2004  
El cantante analiza el exitoso presente de Los Piojos
Ciro: "Primero hay que resistir para después darse el lujo de imponer reglas de juego"
El líder de la banda dijo que el grupo alcanzó su actual posición porque pagó el precio de ser independiente

Carolina Taffoni / La Capital

Este año Los Piojos alcanzaron el status definitivo de "banda de estadio". Si bien el grupo ya se había cansado de llenar Obras y había tocado en Atlanta y Huracán, fue con su último disco que llegó a su primer River y a dar dos shows seguidos en Vélez. Para la mayoría este proceso es el producto natural de una evolución y un crecimiento. Pero para el líder de la banda, Andrés Ciro, el éxito sigue siendo sorpresivo. En charla con Escenario , el cantante dijo que ya no puede llevar "una vida normal", cuestionó la falta de coherencia de algunos músicos y aseguró que muchas críticas de la prensa son producto de cierta soberbia.

-A esta altura, ¿qué significa para Los Piojos llenar estadios?

-Yo todavía sigo sorprendido por el éxito, por la cantidad de gente. El fanatismo es tremendo. En esta gira por el interior batimos récords de convocatoria. Nosotros somos una banda con trayectoria, pero sin banca de una multinacional o manijas grandes detrás. Entonces nunca tenemos en claro qué va a pasar en una gira.

-¿Extrañás la intimidad de los lugares chicos o creés que la banda funciona mejor en los grandes estadios?

-Mucho no lo extraño porque en la gira por España tocamos en lugares chicos, ahí nos sacamos el gusto. Y si queremos también podemos organizar un show en un lugar chico sin mucho aviso. Además, el último recital que dimos, en Ferro, fue muy caliente a pesar de ser en un estadio.

-¿Te cuesta mucho salir a la calle, hacer una vida más o menos normal?

-Digamos que no llevo una vida normal. La gente no me trata como a cualquier otra persona, más allá de que yo sea el mismo. La gente te ve distinto y eso te condiciona. Me gusta que me reconozcan, que me saluden. La gente es muy afectuosa, muy respetuosa. La pérdida de intimidad siempre viene aparejada con el éxito, es inevitable. Uno no sabe cómo es hasta que lo experimenta. Y no sé cómo será perder eso después, cuando a la gente no le gusten más Los Piojos.

-¿Te ponés a pensar en eso?

-Sí, aunque no tiene mucho sentido. Todo depende mucho de uno, de cómo trabajes. Y después está la decisión del otro, como en cualquier forma de arte. Pero me preocupan cosas más concretas, como tener una melodía y no encontrar la letra, o no ser disciplinado para ponerme a componer o cómo organizar mi vida.

-Ser menos mediático que otros cantantes, ¿no termina generando más mitos?

-Puede ser. Pero los mitos siempre existen, no importa lo que uno haga. Hay dos cosas que dicen siempre: o que sos trolo o que te moriste. En algún momento te toca. A partir de eso se tejen todo tipo de habladurías. Alguna gente se entretiene con eso entonces lo alimenta y lo condimenta.

-Algunas bandas cuestionan los recitales con sponsors. En el último Quilmes Rock el líder de Las Manos de Filippi quemó un contrato y Pity Alvarez también criticó el festival, ¿cuál es tu posición con respecto a estos conflictos?

-Yo creo que, salvo que ocurran imprevistos realmente graves, vos no podés ir a un asado para escupirlo. No estoy de acuerdo con eso. Es como ir a un programa de televisión, como el de Susana Giménez, para hacerse el rebelde. Uno tiene que ser consecuente, o de última tener un poco de sentido común. Nosotros ahora ocupamos un lugar que nos permite imponer las condiciones a los festivales. En los comienzos, como les pasa a un montón de bandas, fuimos invitados a determinados festivales y programas de televisión. Nosotros estábamos con una compañía nacional que desapareció. Las compañías, con tal de vender discos, te mandan a cualquier lado, te van a quemar si pueden, y nosotros siempre nos negamos. A muchas bandas las cagan en un lugar y después van y tocan igual. Nosotros no. Primero hay que resistir para después darse el lujo de imponer reglas de juego.

-También se criticó al festival en el sentido de que es un ritual de la repetición, que todos los años es lo mismo...

-Hay muchas críticas que son producto de cierta soberbia. Parece que los críticos van con un montón de prejuicios a los recitales. Nuestra fecha en el Quilmes fue una de las mejores, de las que más disfruté y que mejor salieron. Veníamos muy aceitados de la gira en el sur y en España. Fue un show muy directo y potente. Pero siempre hay críticas que no tienen que ver con lo que pasa en un recital, sino con lo que quieren que ocurra.

-¿Cuál es el mayor precio a pagar por mantener una estructura independiente?

-Que te pasás años viviendo de otra cosa. Y la gente te dice: "Ah, pero por qué no van a Tinelli y se venden todo", ese tipo de boludeces que dice la gente que solamente puede ver el éxito en eso. Hay que bancarselá, hay que bancar la unión de la banda, aguantarse las tiranteces cuando no se gana un mango. Y eso lleva mucho tiempo. Si vos firmás con una multinacional ellos te ponen la torta, te anticipan una cifra y vos entrás. Después te podés ensartar porque los tipos quieren recuperar la plata y pasás a ser un esclavo de lo que ellos quieren que hagas. Nosotros empezamos a vivir de la banda en el 96, siete años después de haber empezado.
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"No llevo una vida normal", reconoció Ciro.

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