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 miércoles, 27 de octubre de 2004

Venesia: política y ética

Carlos Alberto Cardozo (*)

Hace un año fallecía Gualberto Venesia. Resultaría ocioso enumerar los antecedentes, la trayectoria y los logros de un hombre que durante más de 30 años resultó actor fundamental en esta metrópoli.

Fui uno de los que tuvo la fortuna de trabajar a su lado y a la hora de desgranar una reflexión acerca de sus pasos en la actividad pública se me ocurre trazar una especie de parábola sobre las que, considero, fueron las tres virtudes más importantes de un hombre que generó, como toda persona que deja huella, amores y odios, acercamientos y rencores, adeptos y enemigos.

En primer término, la entrega absoluta a la militancia política, siempre dentro de las filas del peronismo. La política entendida como una forma de vida, como una actividad que cruza e interfiere en cada una de las otras actividades del individuo: el dictado de clases en la facultad, el diseño de estructuras para edificios, caminos o puentes, la propia vida familiar.

Hay sujetos que entienden a la política como una acción temporaria para llegar a ciertos estadios del poder en la sociedad y cuando esa acción no les ofrece contraprestación alguna en cargos o influencias, la abandonan. No fue ese el caso de Venesia, que durante décadas, con cargo o sin cargo, con influencia o sin ella abrazó la causa de la política, más específicamente la causa del justicialismo, en épocas de proscripción, de persecuciones o amenazas y también en las otras, donde el peronismo tuvo la alta responsabilidad de conducir el país, la provincia o la ciudad.

En segundo lugar, la ética como forma de vida, y no entendiendo sólo las actitudes éticas como la ausencia de escándalos por motivos económicos, que hoy tanto afectan y lesionan a la clase política argentina, sino las acciones de conducta interior que le impedían tomar a Venesia caminos que quizá le hubiesen convenido, pero que no le conformaban.Quienes estuvimos a su lado, muchas veces insistíamos con hacerle entender razones para que acepte acuerdos políticos que, quizás le hubiesen permitido acceder a lugares de poder aún más importantes de los que tuvo, pero si no estaba plenamente convencido de la integridad de quienes le ofrecían la posibilidad de alianzas, directamente las descartaba.

Es por eso que algunos que entienden a la actividad pública y más específicamente a la política como lugares en los que se necesitan de ciertos "códigos", que terminan siendo verdaderos pactos de impunidad, lo combatieron y aún hoy siguen criticándolo; pero para la inmensa mayoría de los ciudadanos comunes, para quienes esos "códigos" no existen, guardan un buen recuerdo y aún siguen considerando a la ética como su actitud más destacada.Finalmente, se destacaba la vocación de estudiar exhaustivamente cada uno de los temas en que se veía involucrado, la profundización de cada uno de los detalles en las cuestiones en las que tenía que decidir u opinar, la puntillosa manera en que abordaba los problemas en los que se veía involucrado.Tanto en su banca del Concejo Municipal de Rosario, como en la Cámara de Diputados de la Nación, más aún cuando fue presidente de la Comisión de Obras Públicas de ese cuerpo, en la Vicegobernación de la Provincia de Santa Fe o desde el Ministerio de Educación, no dejaba lugar sin reconocer, opinión sin escuchar o material sin consultar, lo que redundaba en una carga de información que lo ponía en un lugar de privilegio a la hora de emitir juicios.

Por eso es que hasta en sus últimos días se lo convocaba desde lugares institucionales o académicos para que opine sobre las obras necesarias para Rosario y su región, como el puente Rosario-Victoria, el complejo portuario, las defensas contra las inundaciones y los accesos viales.

Hoy, afortunadamente, estamos escuchando hablar cada vez con más asiduidad de la fuerza, el impulso y el empuje que Rosario y su área metropolitana están tomando de cara al futuro. Plan Circunvalar, Hidrovía Paraná-Paraguay, puerto Norte, parque de los Constituyentes, autopista Rosario-Córdoba son construcciones gramaticales que hoy salen en los diarios y son familiares en la radio y en la televisión, pero que tantas veces oímos, antes en el tiempo y cuando pocos las sostenían, de la boca del ingeniero Venesia.

A quien no le cabía la menor duda de que a nuestro lugar, a nuestro sitio, a nuestra tierra le correspondía un destino de grandeza; esperemos, en su memoria, estar transitando hacia tal destino.

(*) Periodista

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