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 domingo, 17 de octubre de 2004

"Para mí es todo un placer poder teñirme el pelo a la madrugada"

"Si yo apenas puedo con uno, ¿cómo hacés vos con cuatro hijos?". Siempre le preguntan lo mismo a María del Carmen Medina (38), esposa de Ariel Russeler (38) y madre de Davor, Ignacio, María Victoria y Estefanía, todos de cinco años. Y la mujer responde tranquila. "Aprendí a contestar todas las preguntas a la vez, a entrar al baño y que me vuelen los avioncitos por la cabeza, a que me rompan las plantas a pelotazos y a teñirme el pelo a las 2 de la mañana cuando ya todos duermen...", dice la mujer mientras Ignacio la interrumpe. "Mamá, mamá, allá hay una paloma...", le señala el nene y ella continúa con su idea: "¿Ves?, siempre es así. Empezás a hablar y meten sus preguntas todo el tiempo".

Entrar a la casa de los Russeler obliga a subir una escalera. En cada escalón están las huellas de los cuatrillizos: pelotas, bicicletas, muñecos del Hombre Araña, muñecas y, encima, una gata que los esquiva y a la que bautizaron Miniflora.

Y si todo eso fuera poco hay que sumar al hogar a las tías y parientes que desde el primer momento han dado una mano. "Cuando viajamos siempre nos acompaña alguien para ayudarnos. Y durante un buen tiempo llevamos la contabilidad en un cuaderno: «Davor (bañado), Victoria (segundo pañal), Estefanía (tercer mamadera)». Cosas por el estilo", cuenta María del Carmen.

Actualmente y para mayor control, baña a cada uno de los chicos, y por vez, en un fuentón. Y según dice "no hay tiempo para que se queden jugando en el agua. Se enjabonan, enjuagan y salen, porque si no se va todo el día. Y es más, desde los tres años se visten solos. Son independientes, si no no podría criarlos. Las dos nenas aprendieron a caminar primero y los dos varones se apoyaban en ellas para seguirles el paso", dice.

A diferencia de otras madres múltiples, María del Carmen dice que no durmió varias horas seguidas sólo los tres primeros meses de sus hijos. "Luego el cansancio me venció. No los escuché más y ellos empezaron a dormir toda la noche. Indudablemente me tranquilicé yo y ellos también", recuerda.

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Cuatrillizos. Estefanía, Ignacio, Victoria y Davor devoraron el tiempo de su mamá.

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